En el trabajo, liderado por las doctoras Ángeles Vicente e Isabel Fariñas y publicado en la revista Haematologica, se demuestra por primera vez la capacidad de las células leucémicas para infiltrar el nicho neurogénico subventricular al que transforman en un santuario donde permanecer como enfermedad mínima residual desarrollando quimioresistencia. Esta ocupación ...
En el trabajo, liderado por las doctoras Ángeles Vicente e Isabel Fariñas y publicado en la revista Haematologica, se demuestra por primera vez la capacidad de las células leucémicas para infiltrar el nicho neurogénico subventricular al que transforman en un santuario donde permanecer como enfermedad mínima residual desarrollando quimioresistencia.
Esta ocupación del nicho por células leucémicas provoca una inhibición de la neurogénesis, con un incremento en la proporción de las células madre neurales quiescentes y la consiguiente reducción de progenitores intermedios de rápida amplificación y neuroblastos que, en última instancia, deberían migrar a diferentes áreas del cerebro para terminar su diferenciación y dar lugar a interneuronas.
La incorporación de estas interneuronas inhibidoras en el cerebro humano se ha propuesto que constituye un mecanismo de plasticidad postnatal y, por tanto, una inhibición de la neurogénesis como consecuencia de la presencia de las células leucémicas durante este periodo podría contribuir al desarrollo de los déficits neurocognitivos reportados en pacientes con leucemia linfoblástica aguda pediátrica al momento del diagnóstico.