Investigadores de la Universidad de Bonn (UB) han descubierto múltiples alteraciones en la corteza motora de ratones expuestos de manera crónica a un paradigma de derrota social. Los animales susceptibles exhibieron una disminución de la densidad de espinas dendríticas en esta área cerebral, lo que se asoció a una menor ...
Investigadores de la Universidad de Bonn (UB) han descubierto múltiples alteraciones en la corteza motora de ratones expuestos de manera crónica a un paradigma de derrota social. Los animales susceptibles exhibieron una disminución de la densidad de espinas dendríticas en esta área cerebral, lo que se asoció a una menor capacidad de aprendizaje motor y a cambios a corto y largo plazo del eje adrenal-hipotalámico-pituitario (EAHP). Tras diferenciar mediante su sintomatología a estos animales de los resistentes, los investigadores constataron que ambos fenotipos se mantienen de manera estable, incluso tiempo después de haber cesado el estrés.
El patrón de respuesta del EAHP en animales susceptibles se caracterizó por una elevación de los niveles de corticosterona y un aumento del tamaño de las glándulas adrenales, secretoras de esta hormona. Los científicos también observaron cambios a largo plazo en la glía, que se asociaron a una reducción de la neuroplasticidad y a un aumento de la neuroinflamación. Valentin Stein, investigador del Instituto de Fisiología de la UB y director del estudio, afirma que estos cambios también se manifestaron en las interacciones entre la microglía y las neuronas en varias capas de la corteza motora. La cronificación del estrés se vio igualmente reflejada en el perfil proteómico del líquido cefalorraquídeo, en el que el 76% de los 131 grupos de proteínas reguladas analizados mostró niveles alterados con respecto de los animales resistentes. Stein concluye subrayando que los hallazgos pueden ayudar a entender mejor la relación entre las patologías neurológicas y las psiquiátricas.