Investigadores de las universidades de Estocolmo, Umeå y Gotemburgo (Suecia), han logrado demostrar cómo la microbiota intestinal es esencial para la resistencia natural a las infecciones virales. En el estudio llevado a cabo, publicado en la revista ´Immunity´, se expone cómo la liberación de las vesículas de membrana de la microbiota ...
Investigadores de las universidades de Estocolmo, Umeå y Gotemburgo (Suecia), han logrado demostrar cómo la microbiota intestinal es esencial para la resistencia natural a las infecciones virales.
En el estudio llevado a cabo, publicado en la revista ´Immunity´, se expone cómo la liberación de las vesículas de membrana de la microbiota intestinal conduce al suministro sistémico de ADN bacteriano a las células huésped. Esto activa el eje cGAS-STING-IFN-I citosólico para la detección del ADN inmunitario innato, protegiendo así los órganos distales contra las infecciones virales.
El sistema inmunitario detecta microbios a través de varias familias de receptores innatos. Estos incluyen los receptores tipo toll (TLR) localizados en la superficie celular que examinan el entorno extracelular y los receptores citosólicos como la GMP-AMP sintasa cíclica (cGAS) que alertan al sistema inmunitario sobre la presencia de ADN extraño o fuera de lugar dentro de la célula. Al detectar el ADN, cGAS sintetiza GMP-AMP cíclico (cGAMP), que luego envía señales a través del estimulador de genes de interferón (STING) para inducir la expresión de IFN-I.
"Estábamos interesados en profundiar sobre la influencia de las bacterias intestinales en las infecciones virales. Para ello, tratamos ratones con antibióticos y luego los infectamos con dos tipos diferentes de virus: un virus de ADN, el virus del herpes simple tipo 1 (HSV-1), o un virus de ARN, el virus de la estomatitis vesicular (VSV). Descubrimos que el tratamiento con antibióticos hizo que los ratones fueran más susceptibles a estos virus y que esto se debió a una disminución en la expresión basal de moléculas inmunes antivirales llamadas interferón tipo I (IFN-Is)", explicó el primer autor del trabajo, Dr. Saskia Erttmann, de la Universidad de Umeå.
"La detección inmunitaria innata de los microbios extracelulares, incluida la microbiota intestinal, suele producirse a través de los receptores de la superficie celular, como los TLR, mientras que la activación de los receptores inmunitarios citosólicos, como el cGAS, solo se produce en respuesta a virus de ADN invasivos, bacterias patógenas o parásitos dotados de virulencia. factores que les permiten invadir y replicarse dentro de la célula", señaló, por su parte, el Dr. Nelson Gekara, de la Universidad de Estocolmo, y también investigador principal del estudio.
De ahí que "el hallazgo de que la vía intracelular cGAS-STING es un sensor de bacterias intestinales extracelulares fue importante. Además, no estaba claro para nosotros cómo las bacterias intestinales, separadas físicamente de las células huésped por barreras como el moco y la capa epitelial intestinal, son capaces de desencadenar una respuesta sistémica cGAS-STING-IFN-I para proteger los órganos distales contra los virus", añadió dicho investigador.
De esta forma, con este estudio se llena un vacío importante respecto a la comprensión de cómo la microbiota intestinal media la modulación inmune sistémica. También se pone el acento en el riesgo subestimado de los antibióticos: "los pacientes que se automedican suelen tomar antibióticos para ´tratar´ enfermedades no diagnosticadas y, a veces, se recetan a los pacientes, como precaución contra las infecciones bacterianas que a menudo surgen después de una infección viral. Nuestros resultados muestran que al perturbar la microbiota, los antibióticos pueden afectar negativamente nuestra capacidad para combatir las infecciones virales", concluye el Dr. Nelson Gekara.