Los investigadores han determinado, según se indica en la revista ´Cellular and Molecular Gastroenterology and Hepatology´, que los microbios pueden influir en cuáles de los genes del intestino entran en acción y, a su vez, esa interacción podría conducir a una remodelación de las células epiteliales que recubren el intestino ...
Los investigadores han determinado, según se indica en la revista ´Cellular and Molecular Gastroenterology and Hepatology´, que los microbios pueden influir en cuáles de los genes del intestino entran en acción y, a su vez, esa interacción podría conducir a una remodelación de las células epiteliales que recubren el intestino para que coincidan con la dieta.
"El intestino es una interfaz fascinante entre un animal y el mundo en el que vive, y recibe información tanto de la dieta como de los microbios que alberga", ha comentado el profesor de genómica molecular, John Rawls.
Para comenzar a analizar los mensajes que llegan de los microbios a las células del intestino, los investigadores de Duke han comparado ratones criados sin microbios intestinales y aquellos con un microbioma intestinal normal. Los investigadores se centraron en la diafonía entre la transcripción del ARN (el ADN se copia en ARN) y las proteínas que activan o desactivan este proceso de copia en el intestino delgado, donde se produce la mayor parte de la absorción de grasas y otros nutrientes.
Tanto los ratones libres de gérmenes como los normales han podido metabolizar los ácidos grasos en una dieta alta en grasas, el hallazgo sorprendente fue que los animales libres de gérmenes utilizaron un conjunto de genes muy diferente para hacer frente a una comida rica en grasas.
Los investigadores también vieron que los microbios pueden ayudar al intestino a absorber las grasas. "Es un hallazgo relativamente consistente en múltiples estudios, de nuestro laboratorio y otros, que los microbios en realidad promueven la absorción de lípidos", ha asegurado el investigador Colin Lickwar.
Así pues, los científicos observador que los ratones libres de gérmenes experimentaron un aumento en la actividad de los genes involucrados en la oxidación de ácidos grasos, literalmente quemando ácidos grasos, para proporcionar combustible a las células del intestino. "Por lo general, pensamos en el intestino simplemente haciendo su trabajo absorbiendo los nutrientes de la dieta a través del epitelio para compartirlos con el resto del cuerpo, pero el intestino también tiene que comer", dijo Rawls.
El investigador ha comentado que creen que en los animales libres de gérmenes, el intestino consume más grasa de lo que lo haría si los microbios estuvieran allí.