La creciente evidencia tanto de la investigación básica como de los estudios clínicos apunta a que el asma alérgica podría estar vinculado, en cierto modo, con las enfermedades cardiovasculares (ECV). En un artículo de revisión publicado en ´Nature Cardiovascular Research´, expertos en cardiología, neumología y ciencia de investigación básica del Brigham ...
La creciente evidencia tanto de la investigación básica como de los estudios clínicos apunta a que el asma alérgica podría estar vinculado, en cierto modo, con las enfermedades cardiovasculares (ECV).
En un artículo de revisión publicado en ´Nature Cardiovascular Research´, expertos en cardiología, neumología y ciencia de investigación básica del Brigham and Women´s Hospital, han expuesto la evidencia que demuestra cómo el asma alérgica y otras alergias asociadas pueden ser factores de riesgo de las ECV.
"Muchas personas piensan que el asma es una enfermedad de los pulmones, pero existe un vínculo importante entre el asma y las enfermedades cardiovasculares, como las enfermedades coronarias, la hipertensión y más", según el autor correspondiente Guo-Ping Shi, investigador principal en el División de Medicina Cardiovascular de Brigham. "He estudiado esta área durante más de 20 años, y la evidencia que vemos de los ensayos clínicos, así como de la investigación básica, apunta al asma alérgica como un factor de riesgo importante que los médicos y los pacientes deben tener en cuenta al considerar el riesgo personal".
Shi y otros autores, entre ellos Peter Libby, especialista en medicina cardiovascular, y Bruce Levy, jefe de la División de Medicina Pulmonar y Cuidados Críticos en Brigham, describen estudios clínicos que demuestran la conexión entre el asma y enfermedades cardíacas coronarias, aórticas, arteriales periféricas, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca y otras complicaciones cardíacas. También se refieren a estudios clínicos en los que han examinado las ECV y las enfermedades alérgicas relacionadas, como la rinitis alérgica (alergias provocadas por el polen y otros factores ambientales), la dermatitis atópica (eccema alérgico) y las alergias graves a alimentos y medicamentos.
"Las observaciones de estos estudios sugieren que las reacciones alérgicas, además del asma, también son factores de riesgo significativos para las enfermedades cardiovasculares", señaló Shi.
Los referidos investigadores examinaron los resultados de modelos preclínicos y estudios de laboratorio, que apuntan a tipos específicos de células inflamatorias que pueden acumularse en los pulmones, el corazón y en el sistema va, lo que ayuda a orquestar el asma y las enfermedades cardiovasculares.
Tanto los estudios clínicos como los preclínicos señalaron mecanismos compartidos para las enfermedades cardiovasculares y el asma. Así, respaldan la idea de que los mastocitos y la IgE son dos componentes importantes tanto para el asma alérgica como para las enfermedades cardiovasculares con mecanismos similares.
Shi y sus colegas también detectaron que algunos tipos de células pueden desempeñar diferentes funciones en el asma y las enfermedades cardiovasculares. Pusieron el ejemplo de los eosinófilos, otro tipo de glóbulos blancos, parecen desempeñar un papel protector en las enfermedades cardiovasculares, pero contribuyen al asma alérgica.
En definitiva, una mejor comprensión de las funciones de los diferentes tipos de células y los efectos de atajarlas podría ayudar a perfilar el tratamiento, el manejo de enfermedades y la evaluación de riesgos, concluyen.