La estimulación cognitiva, el ejercicio multicomponente y la dieta mediterránea ayudan a mejorar la fragilidad del Alzheimer. Así lo ha manifestado el coordinador de la Unidad de Demencias en Geriatría del Complejo Hospitalario Universitario de Cáceres y miembro del Grupo de Trabajo de Demencias de la SEGG, Dr. Manuel Antón ...
La estimulación cognitiva, el ejercicio multicomponente y la dieta mediterránea ayudan a mejorar la fragilidad del Alzheimer. Así lo ha manifestado el coordinador de la Unidad de Demencias en Geriatría del Complejo Hospitalario Universitario de Cáceres y miembro del Grupo de Trabajo de Demencias de la SEGG, Dr. Manuel Antón Jiménez en el webinar `Envejecimiento saludable, fragilidad cognitiva y demencia´, enmarcado dentro de la serie "Encuentros con Expertos" y organizado por la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA).
El experto destacó que el deterioro cognitivo en adulto mayor tiene características diferentes a la de los más jóvenes. En estos casos, "predominan la disminución de la velocidad de procesamiento, con enlentecimiento psicomotor, la alteración de la atención y del span atencional, de la concentración y de la capacidad ejecutiva sobre la propia memoria, con desarrollo precoz de falsas identificaciones", comentó el doctor.
En este sentido, Antón Jiménez expuso el concepto de fragilidad, es decir, la disminución de la capacidad intrínseca de respuesta y adaptación, que hace a las personas vulnerables ante los agentes de estrés. "La fragilidad es un proceso dinámico y reversible, lo que nos permite intervenir para revertir el proceso", explicó el doctor.
Uno de los indicadores principales de la fragilidad es la velocidad de la marcha "lo que nos puede dar señal también de fragilidad cognitiva", aclara el doctor. Para mejorarla se debe potenciar "la fuerza, resistencia, equilibro y la flexibilidad", incidió el especialista en geriatría.
También apuntó que cuando se hace screening de pacientes frágiles, "vemos que más del 50% tienen deterioro cognitivo subjetivo o deterioro cognitivo leve. Surge por ello la denominación de fragilidad cognitiva, también susceptible de intervención sobre aspectos nutricionales, sensoriales, depresivos, sarcopenia y fármacopea concomitante".
Políticas de prevención
Durante su ponencia, el especialista subrayó la importancia de prevenir y encontrar marcadores de detección precoz de la enfermedad. En esta labor es fundamental "desarrollar políticas de prevención y hábitos de vida saludable en el envejecimiento".
Por último, tal y como ha explicado el doctor, tanto la edad como el cuadro clínico de demencia son procesos progresivos e irreversibles que afectan gravemente a la función del individuo, causando dependencia y mortalidad. Cada vez afecta a un mayor número de personas, por lo que la sociedad en general, y las Sociedades científicas en particular, se esfuerzan en identificar marcadores iniciales de deterioro y factores predictivos para actuar en las fases más iniciales de la enfermedad y establecer así estrategias de prevención. "Hasta hace unos años sólo se podía actuar sobre los factores de riesgo y sobre lo que llamábamos envejecimiento saludable, intentando posteriormente paliar las consecuencias del devenir del propio proceso", afirmó Antón Jiménez.