La producción y consumo de alimentos ultraprocesados ha aumentado de forma exponencial. Ingerir en exceso estos alimentos comporta un consumo a veces elevado de azúcares, sal y grasas saturadas. Además, se trata de productos que han sido sometidos a múltiples procesos industriales a los que se añaden, normalmente, ingredientes alimenticios ...
La producción y consumo de alimentos ultraprocesados ha aumentado de forma exponencial. Ingerir en exceso estos alimentos comporta un consumo a veces elevado de azúcares, sal y grasas saturadas. Además, se trata de productos que han sido sometidos a múltiples procesos industriales a los que se añaden, normalmente, ingredientes alimenticios como edulcorantes, espesantes, colorantes o elevadores del gusto. Diferentes estudios científicos han observado que estos alimentos podrían modificar la microbiota intestinal y explicar, en parte, algunos de estos efectos adversos para la salud humana que se han observado en estudios prospectivos sobre grandes grupos de población. Ahora, un grupo investigador de la Unidad de Nutrición Humana de la URV ha determinado que el consumo de este tipo de alimentos se asocia a una mayor presencia de bacterias específicas del intestino humano relacionadas con enfermedades inflamatorias gastrointestinales.
En el estudio intervinieron 641 personas de edad avanzada con alto riesgo cardiovascular que vivían en diferentes poblaciones: Reus, Barcelona, Valencia y Málaga. Se clasificaron en tres categorías según su consumo -bajo, medio o alto- de alimentos ultra procesados. A partir del análisis de las muestras fecales obtenidas de estos pacientes se obtuvo información sobre la composición de su microbiota intestinal aplicando métodos computacionales de alto rendimiento.
El equipo investigador observó que las personas que pertenecían al grupo de alto consumo de alimentos ultra procesados mostraban un mayor número de bacterias relacionadas con enfermedades gastrointestinales. Este dato -apuntan- sugiere que la dieta y el estado nutricional son factores determinantes en la salud humana a través del cambio de la composición de la microbiota intestinal. La detección de patrones dietéticos poco saludables relacionados con los perfiles de la microbiota intestinal serían esenciales para entender los mecanismos de diversas enfermedades y para el diseño de futuras estrategias de prevención y mejora en salud pública.
En el estudio participaron los investigadores postdoctorales Alessandro Atzeni y María Ángeles Martínez con la supervisión de Jordi Salas-Salvadó, jefe de la Unidad de Nutrición Humana del Departamento de Bioquímica y Biotecnología de la URV. También ha colaborado un equipo investigador del CIBEobn (Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición) y del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili (IISPV).