La asociación entre comer compulsivamente por motivos emocionales y el daño cardiovascular ha sido investigada por cardiólogos del del Hospital Universitario de Nancy (Francia). Se entiende por alimentación emocional, la tendencia a comer en exceso en respuesta a emociones negativas como la tristeza o la ansiedad. Este estudio, publicado en el ...
La asociación entre comer compulsivamente por motivos emocionales y el daño cardiovascular ha sido investigada por cardiólogos del del Hospital Universitario de Nancy (Francia). Se entiende por alimentación emocional, la tendencia a comer en exceso en respuesta a emociones negativas como la tristeza o la ansiedad.
Este estudio, publicado en el ´European Journal of Preventive Cardiology´, una publicación de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, por sus siglas en inglés) ha sido el primero en evaluar la asociación entre las conductas alimentarias en individuos sanos y el daño cardiovascular pasados más de 10 años.
Para el trabajo se reclutaron a 1.109 participantes de la cohorte STANISLAS, que inscribió a padres y adolescentes en la región de Lorena, en el noreste de Francia, entre 1993 y 1995, la evaluación se realizó mediante un cuestionario holandés de conducta alimentaria.
La evaluación de daño cardiovascular incluyó la velocidad de la onda del pulso carótido-femoral y la disfunción diastólica, que indican rigidez en las arterias y el corazón, respectivamente. Según estudios anteriores, los aumentos en la velocidad de la onda del pulso, que equivale a arterias más rígidas, se asoció con mayores riesgos de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular. La disfunción diastólica, lo que significa que el corazón no se relaja lo suficiente después de la contracción, se correlaciona con una mayor probabilidad de desarrollar insuficiencia cardíaca.
Las asociaciones entre el comer emocional y el daño cardiovascular se analizaron después de ajustar por edad, sexo, nivel educativo, diabetes, hipertensión, la diferencia de edad media entre la medición de la conducta alimentaria y el daño cardiovascular, índice de masa corporal, niveles de lípidos en sangre, actividad física, otras medidas de la conducta alimentaria y la aparición de enfermedad cardiovascular durante el seguimiento.
Síntomas cardíacos
Entre los 916 adultos, la mediana de edad en el momento de la medición de la conducta alimentaria fue de 44,7 años y casi la mitad (49,7%) eran mujeres. La mediana de tiempo entre la medición de la conducta alimentaria y el daño cardiovascular fue de 13,4 años. La alimentación emocional se asoció con una mayor velocidad de la onda del pulso (arterias más rígidas) y un 38 % más de riesgo de disfunción diastólica (corazón más rígido).
Los autores realizaron un análisis de mediación para explorar posibles explicaciones de las asociaciones. Descubrieron que el nivel de estrés explicaba el 32 % de la asociación entre la alimentación emocional y la disfunción diastólica. "El sistema de recompensas puede estar particularmente involucrado en la alimentación emocional, donde comer puede reducir la ansiedad y comer alimentos reconfortantes puede mitigar la respuesta al estrés agudo", según los autores del trabajo..
"Podríamos esperar que los comedores emocionales consuman alimentos ricos en calorías, lo que a su vez conduciría a problemas cardiovasculares, pero este no fue el caso. Una explicación es que medimos la ingesta calórica promedio y que estas personas pueden darse atracones cuando están estresados y luego comer menos en otros momentos. Este patrón de yo-yo puede tener efectos negativos en el corazón y los vasos sanguíneos en comparación con la ingesta estable de alimentos", según el profesor Nicolas Girerd, coordinador del Centro de Investigación Clínica (CIC-P) y cardiólogo del Hospital Universitario de Nancy.
Los autores concluyeron que los esfuerzos para prevenir las enfermedades cardiovasculares deben abordar los comportamientos alimentarios además del contenido nutricional.
"Las técnicas para abordar la alimentación emocional ya se utilizan para ayudar a las personas obesas. Nuestro estudio sugiere que estas estrategias deberían extenderse a todos los comedores emocionales, independientemente de su peso, para detener el daño cardiovascular que pueda desencadenarse", apuntó otra de las autoras, la Dra. Sandra Wagner, epidemióloga nutricional del CIC-P.