Un nuevo estudio de un equipo italiano de neurocientíficos de la Escuela de Estudios Avanzados IMT de Lucca y la Universidad de Turín ha demostrado, realizado con personas ciegas y sordas, que la capacidad del cerebro para representar información coherente a través de los sentidos se basa principalmente en una ...
Un nuevo estudio de un equipo italiano de neurocientíficos de la Escuela de Estudios Avanzados IMT de Lucca y la Universidad de Turín ha demostrado, realizado con personas ciegas y sordas, que la capacidad del cerebro para representar información coherente a través de los sentidos se basa principalmente en una arquitectura funcional innata de regiones específicas de la corteza cerebral que funcionan con independencia de cualquier experiencia sensorial adquirida después del nacimiento.
Para construir una representación del mundo exterior y darle un sentido coherente, nuestro cerebro necesita procesar e integrar la información procedente de todos nuestros sentidos, incluidos la vista y el oído. Pero sigue siendo un debate abierto si este "procesamiento multisensorial" es innato y está presente desde el nacimiento en el cerebro humano, o más bien depende de la experiencia.
El nuevo estudio, publicado en la revista ´Nature Human Behaviour´, se suma al viejo debate "naturaleza contra crianza" y refuerza la evidencia de que la arquitectura cerebral puede desarrollarse independientemente de la experiencia sensorial.
"Nuestra hipótesis es que algunas zonas del córtex, conocidas por procesar más de una entrada sensorial, pueden poseer una estructura predeterminada que ayuda a la percepción de los acontecimientos sensoriales al emparejar entradas coherentes entre modalidades sensoriales", explica Emiliano Ricciardi, profesor de psicobiología y psicofisiología en el IMT School, que dirigió la investigación.
"Dado que esta idea difícilmente puede probarse al nacer, determinamos a propósito las respuestas coherentes en adultos privados desde el nacimiento de la vista o el oído: cualquier respuesta cerebral compartida entre estos individuos, cuyas experiencias postnatales difieren inevitablemente, sería indicativa de un cálculo innato", añade.
Para realizar el estudio, los investigadores compararon la actividad cerebral de tres grupos diferentes de individuos: personas con un desarrollo típico, ciegos congénitos y sordos congénitos. La respuesta cerebral específica se evaluó con imágenes de resonancia magnética (IRMf) mientras los sujetos veían o escuchaban la misma versión editada de la película de Walt Disney ´101 dálmatas´.
En concreto, los individuos ciegos escuchaban la versión auditiva de la película, mientras que los sordos veían la versión visual. Se adoptaron las mismas condiciones experimentales con individuos videntes y oyentes típicamente desarrollados. A continuación, se compararon las respuestas cerebrales.
"Al medir la sincronización cerebral entre los individuos que veían la película y los que escuchaban la narración, identificamos las regiones del cerebro que acoplaban la información entre modalidades sensoriales", explica Francesca Setti, investigadora en neurociencia del IMT School y primera autora del trabajo.
"Descubrimos que un parche específico del córtex, el córtex temporal superior, avala una representación del mundo externo que se comparte a través de las modalidades y es independiente de cualquier experiencia visual o acústica desde el nacimiento, ya que la misma representación está presente también en participantes ciegos y sordos", subraya.
En su trabajo, los investigadores aportaron pruebas de que esta zona de la corteza cerebral codifica diversas propiedades básicas de los estímulos y acopla la información de los dos sentidos diferentes, el canal visual y el acústico.
"En palabras sencillas, ésta es el área donde la imagen visual de un ´perro´ se acopla con la señal acústica del perro ladrando, dejando claro a nuestro cerebro que los dos estímulos que llegan a través de dos sentidos diferentes se refieren al mismo ´objeto´ en el mundo", explica Setti.
"En conjunto, estos datos demuestran que las características visuales y auditivas básicas son responsables de la sincronización neuronal entre individuos ciegos y sordos", añade Ricciardi.
"Esta investigación amplía los resultados de estudios anteriores de varios laboratorios, incluido el nuestro, que indican de forma consistente que la mayor parte de la arquitectura morfológica y funcional a gran escala del cerebro humano puede desarrollarse y funcionar independientemente de cualquier experiencia sensorial", comenta Pietro Pietrini, director del MoMiLab (Laboratorio Molecular de la Mente) de la Escuela IMT y coautor del estudio.
"Las implicaciones más amplias son que deberíamos promover estrategias educativas y políticas sociales más inclusivas para las personas con discapacidades sensoriales, ya que sus cerebros son iguales", concluye Pietrini.