Un equipo científico internacional ha determinado que la interleucina (IL)-22 producida por los linfocitos T promueve las metástasis, actuando sobre el receptor de esta citoquina (IL-22RA1) en el tumor primario. Como consecuencia de esta interacción el tumor sobreexpresa la molécula CD155, la cual induce la internalización del marcador de activación ...
Un equipo científico internacional ha determinado que la interleucina (IL)-22 producida por los linfocitos T promueve las metástasis, actuando sobre el receptor de esta citoquina (IL-22RA1) en el tumor primario. Como consecuencia de esta interacción el tumor sobreexpresa la molécula CD155, la cual induce la internalización del marcador de activación CD226 en la células natural killer (NK). Este último evento resulta en la inactivación de las células NK, esenciales en la defensa antitumoral. En modelos de cáncer de pulmón y mama los investigadores constataron que la ablación del gen de la IL-22 o de IL-22RA1 reduce la formación de las metástasis, sin afectar el crecimiento del tumor primario. En este último la expresión de IL-22RA1 resultó ser indispensable para la diseminación de la enfermedad, excluyendo con ello la posibilidad de que la cascada de señalización pudiera tener su inicio en células no tumorales. La regulación negativa del CD226 en las NK se asoció a menor producción de interferón-gamma, en un efecto circunscrito a estas células inmunitarias. En el examen del transcriptoma de muestras de pacientes con cáncer de pulmón, los científicos hallaron correlaciones entre la expresión de IL-22 y CD155 y entre IL-22RA1 y la supervivencia. Esta última también se vio afectada por la reducción de la expresión de CD226 en las NK.
Sebastian Kobold, investigador de la Clínica Universitaria de Múnich y director del estudio, afirma que los hallazgos justificarían el uso de agentes bloqueantes de la IL-22 en la fase temprana de la enfermedad, con el objetivo de prevenir tanto la pérdida de funcionalidad de las NK como la diseminación del tumor.