Un nuevo estudio revela que fingolimod, un inmunomodulador comúnmente usado en el tratamiento de la esclerosis múltiple, reprime la función y formación de las células degradadoras del hueso, conocidas como osteoclastos. En experimentos iniciales in vitro los investigadores constataron que el fármaco inhibe la diferenciación y maduración de los macrófagos ...
Un nuevo estudio revela que fingolimod, un inmunomodulador comúnmente usado en el tratamiento de la esclerosis múltiple, reprime la función y formación de las células degradadoras del hueso, conocidas como osteoclastos. En experimentos iniciales in vitro los investigadores constataron que el fármaco inhibe la diferenciación y maduración de los macrófagos de la médula ósea en osteoclastos, sin afectar la viabilidad celular. El examen molecular reveló que este efecto es consecuencia de la reducción de la expresión de los genes activados por RANKL, una de las dos citoquinas indispensables en la osteoclastogénesis. En un modelo de osteólisis craneal inducida por un estímulo inflamatorio, la terapia local dos veces por semana durante dos semanas atenuó el daño óseo. En efecto, la tomografía computarizada reveló mejoras cuantitativas en las características, aunque no el número, de las trabéculas en las dos regiones craneales seleccionadas, así como cambios favorables en la relación entre el volumen de tejido y el de hueso. La terapia también restauró parcialmente la anchura de la sutura craneal.
Shaowei Wang, investigador de la Universidad Médica de Shanxi y director del estudio, afirma que estas mejoras fueron observables con cualquiera de las dos dosis de fingolimod utilizadas. La inhibición de la osteoclastogénesis en este modelo fue confirmada mediante el análisis histológico de los huesos craneales, los cuales mostraron menor número de osteoclastos y mejor calidad general en comparación con los de los animales control. Wang subraya las ventajas ofrecidas por fármacos de los que ya se conoce su perfil de seguridad, como es el caso de fingolimod. Sin embargo, el investigador puntualiza que antes de su uso en enfermedades óseas se requieren estudios adicionales para determinar su efecto sobre los osteoblastos, o células generadoras de hueso.