Actualmente, millones de personas pasan largos períodos de inactividad física debido a estilos de vida deficientes, afecciones crónicas, problemas de salud o lesiones. Sin embargo, este estado puede conducir a largo plazo a patologías crónicas como la diabetes tipo II. Así lo constata un nuevo estudio de la Universidad de ...
Actualmente, millones de personas pasan largos períodos de inactividad física debido a estilos de vida deficientes, afecciones crónicas, problemas de salud o lesiones. Sin embargo, este estado puede conducir a largo plazo a patologías crónicas como la diabetes tipo II. Así lo constata un nuevo estudio de la Universidad de Bath (Reino Unido), que demuestra cómo la inactividad a largo plazo aumenta significativamente los niveles de azúcar en la sangre, incluso, si esta es reducida en la alimentación para evitar aumentar de peso.
La investigación, dirigida por un equipo del Centro de Nutrición, Ejercicio y Metabolismo de dicha Universidad, formó parte de un estudio más amplio de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés). El objetivo fue comprender a fondo lo que sucede cuando no hay actividad física o movimiento durante semanas y meses.
Durante 60 días, 20 participantes masculinos jóvenes, en forma y saludables permanecieron, prácticamente, todo el tiempo en cama mientras los investigadores internacionales evaluaban numerosas medidas de salud. Los participantes recibieron, además, una dieta muy reducida para compensar la actividad física tan reducida y para evitar que aumentaran de peso.
Impacto muy negativo
Los resultados, publicados en la revista ´Clinical Nutrition´, muestran que, incluso, cuando la ingesta de alimentos se redujo para igualar el gasto de energía mucho menor de los participantes durante el reposo en cama, la inactividad tuvo un impacto negativo y profundo en sus niveles de azúcar en la sangre.
Así, los niveles de azúcar en sangre entre los participantes aumentaron alrededor de un 6 % durante el día y un 10 % durante la noche. También disminuyó en casi una cuarta parte (24%) su capacidad para eliminar el azúcar en la sangre, es decir, para absorberla en los músculos. Los participantes luchaban por controlar su nivel de glucemia, que es un factor de riesgo importante en el desarrollo de afecciones como enfermedades cardiovasculares o diabetes tipo II.
"Nuestros resultados revelan que la falta de la actividad física afecta profundamente a la salud fisiológica más allá del impacto del control de la dieta. Si bien los cambios no fueron tan grandes como se esperaría si los participantes hubieran mantenido la misma ingesta de calorías que antes del estudio, debido a su inactividad, hubo un aumento real en los niveles de azúcar en la sangre de los participantes y una reducción en su capacidad para absorber y usar azúcar", expuso el profesor de Fisiología Humana, Dylan Thompson, en la Universidad de Bath, quien dirigió la investigación.
Ello demuestra que ajustar la dieta por sí solo no puede superar todos los efectos negativos de la reducción de la actividad física. Sin actividad, a largo plazo aumentará la probabilidad de que las personas desarrollen enfermedades crónicas, como la diabetes tipo II.