Un estudio dirigido por la Universidad de California Los Angeles Health Science (Estados Unidos) ha revelado que la señalización en el torrente sanguíneo podría ser un nuevo biomarcador para diagnosticar la demencia vascular. La investigación, publicada en la revista científica ´Alzheimer´s & Dementia: The Journal of the Alzheimer´s Association´, muestra que ...
Un estudio dirigido por la Universidad de California Los Angeles Health Science (Estados Unidos) ha revelado que la señalización en el torrente sanguíneo podría ser un nuevo biomarcador para diagnosticar la demencia vascular.
La investigación, publicada en la revista científica ´Alzheimer´s & Dementia: The Journal of the Alzheimer´s Association´, muestra que los pacientes con niveles más altos de factor de crecimiento placentario (PIGF) -una molécula clave implicada en la formación de nuevos vasos sanguíneos o angiogénesis- tienen más probabilidades de presentar deterioro cognitivo o indicios de lesión cerebral.
La enfermedad de los vasos sanguíneos cerebrales, una dolencia común caracterizada por el daño de las células que recubren los vasos sanguíneos del cerebro, es una de las principales causas de los problemas cognitivos y la demencia en las personas mayores.
Sin embargo, a los médicos puede resultarles difícil determinar si los trastornos cognitivos de un paciente se deben principalmente a la enfermedad de Alzheimer o a problemas vasculares, las dos causas más frecuentes de demencia.
Según explica el autor principal del estudio y profesor asociado y vicepresidente de investigación en neurología de la UCLA, el doctor Jason Hinman, históricamente los estudios de diagnóstico de deterioro cognitivo y demencia se han limitado a "las imágenes estructurales del cerebro" pero cada vez es más posible "utilizar el torrente sanguíneo como una herramienta disponible, aunque imperfecta, para comprender quién se beneficia al máximo de esas herramientas de imagen estructural y funcional".
Además, el torrente sanguíneo también podría ayudar a decidir "quiénes podrían ser los mejores candidatos para algunos de los fármacos emergentes realmente nuevos que están disponibles en el mercado para tratar el deterioro cognitivo y la demencia", asegura el doctor Hinman.
En el estudio, 335 pacientes se sometieron a pruebas de imagen cerebral, pruebas cognitivas y extracción de sangre. En ellas, los investigadores descubrieron que los pacientes situados en el cuartil superior de medición del PIGF tenían tres veces más probabilidades de sufrir deterioro cognitivo o demencia que los situados en el cuartil inferior.
Cada unidad de aumento del PIGF total en el torrente sanguíneo se asoció también a un incremento del 22 por ciento en la probabilidad de sufrir deterioro cognitivo y del 16 por ciento en la probabilidad de tener pruebas de imagen de enfermedad cerebral de pequeños vasos.