Ante la creciente incidencia de cáncer durante el embarazo, se ha detectado la necesidad de un mayor apoyo a las mujeres embarazadas diagnosticadas con cáncer. Actualmente, este es limitado debido a la escasa investigación realizada sobre las consecuencias emocionales específicas y las necesidades asociadas con un diagnóstico en dicho período, ...
Ante la creciente incidencia de cáncer durante el embarazo, se ha detectado la necesidad de un mayor apoyo a las mujeres embarazadas diagnosticadas con cáncer. Actualmente, este es limitado debido a la escasa investigación realizada sobre las consecuencias emocionales específicas y las necesidades asociadas con un diagnóstico en dicho período, según se desprende de un nuevo informe de la Universidad de Surrey (Inglaterra).
Los problemas psicosociales que experimentan las mujeres y sus parejas es un área poco investigada hasta ahora. Esto hace que sea extremadamente difícil desarrollar programas de atención emocional para ayudar a estas mujeres y a sus familias a adaptarse a un diagnóstico tan difícil y limitar el impacto negativo a largo plazo.
"Nunca es un buen momento para recibir un diagnóstico de cáncer, pero un diagnóstico durante y alrededor del embarazo es particularmente desafiante. La angustia que experimentan las mujeres durante este tiempo es inmensa debido a las decisiones difíciles y la preocupación que enfrentan. Necesitamos hacer más para ayudar a las mujeres embarazadas con cáncer, apoyar su toma de decisiones y garantizar que obtengan el apoyo emocional que necesitan para recuperarse por completo", expresó Dra. Jenny Harris, profesora titular de atención del cáncer en la Universidad de Surrey,
Al examinar estudios previos en esta área, los investigadores identificaron las preocupaciones y la angustia que experimentan muchas mujeres con respecto a los tratamientos contra el cáncer, incluida la forma en que podría afectar su capacidad para amamantar y las preocupaciones sobre la vinculación con su bebé.
El equipo de investigación halló que las mujeres describieron sentimientos de ansiedad, pérdida, culpa y expectativas interrumpidas cuando discutían este tema. Hubo alguna evidencia de que las parejas y/o la familia más amplia intentaron influir en su toma de decisiones, como priorizar su propia vida en lugar del feto o la fertilidad futura y esto podría aumentar la angustia.
Además, los investigadores revisaron estudios publicados y encontraron que no hay intervenciones de atención de apoyo basadas en evidencia para mujeres o familias y que faltan programas educativos diseñados para mejorar las habilidades de los profesionales de la salud.