El cáncer de mama, debido a los efectos de la propia enfermedad, al impacto emocional del diagnóstico y a los tratamientos, supone una importante merma sobre la calidad de vida de los pacientes; sin embargo, mantener su bienestar ha pasado a ser un objetivo primordial en el abordaje de esta ...
El cáncer de mama, debido a los efectos de la propia enfermedad, al impacto emocional del diagnóstico y a los tratamientos, supone una importante merma sobre la calidad de vida de los pacientes; sin embargo, mantener su bienestar ha pasado a ser un objetivo primordial en el abordaje de esta enfermedad, tal y como se ha puesto de manifiesto en la Jornada de Pacientes con Cáncer de Mama organizada por el Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama en el marco de su 15º Simposio Internacional, que se celebra del 22 al 24 de marzo en Sevilla y que ha reunido en una cifra récord a cerca de 900 especialistas implicados en el abordaje de este tumor.
Con el aumento de la supervivencia de las personas que padecen cáncer de mama – 8 de cada 10 sobreviven a los 5 años del diagnóstico -, se han generado nuevas necesidades en lo que respecta a su calidad de vida, ya que cada vez afecta a pacientes más jóvenes y en edad laboral.
Los efectos secundarios provocados por los tratamientos han disminuido en los últimos años debido a diversos factores, como la incorporación de la llamada medicina de precisión, menores toxicidades de los medicamentos, muchos de los cuales son orales, lo que evita visitas al hospital; además, ha aumentado la incorporación de tratamientos al margen de la quimioterapia. "El desarrollo de la investigación clínica, como la realizada por GEICAM, está permitiendo la identificación de terapias basada en las características genómicas y moleculares del tumor de cada paciente, lo que contribuye a la reducción de toxicidades o efectos secundarios de algunos fármacos que empleamos.", expresa el doctor Manuel Ruiz Borrego, co-coordinador del Simposio, miembro de la Junta Directiva de GEICAM y jefe de la unidad de Cáncer de Mama del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.
En este sentido, el estudio RxPONDER, con destacada participación de GEICAM, revela que el tratamiento guiado por un test genético puede evitar el uso de quimioterapia en la mayoría de mujeres posmenopáusicas con cáncer de mama luminal en estadio temprano con afectación ganglionar.
Los avances médicos por tanto están suponiendo una individualización del tratamiento, lo que permite en la mayoría de casos una desescalada. "Esta estrategia busca que las terapias sean igualmente eficaces, pero con tratamientos y técnicas menos intensivas que generen menos efectos secundarios. Un ejemplo de ello son las cirugías, que en la actualidad son más conservadoras, intentando preservar la mama", declara la doctora Elena García, oncóloga del Hospital Morales Meseguer, de Murcia, y miembro de GEICAM. Otro hecho que indica la creciente importancia de la calidad de vida en el abordaje de la enfermedad es que, en la actualidad, los ensayos clínicos también tienen entre sus objetivos evaluar la calidad de vida informada por los pacientes que participan en los mismos.
Los avances en los tratamientos han permitido que la mayoría de pacientes, a pesar de los efectos secundarios, puedan desarrollar una actividad diaria normal, y sin sufrir el estigma de hace décadas, según el doctor Manuel Ruiz Borrego.
Sin embargo, hay mucho por avanzar, como en la mejora de la atención integral. Expertos y pacientes reunidos en la Jornada reivindicaron que en el abordaje del cáncer de mama haya más equipos multidisciplinares, en los que esté implicado un mayor número de profesionales para cubrir todas las necesidades de las personas que ven afectada su calidad de vida y bienestar. "Hay efectos secundarios que con los tratamientos actuales no podemos evitar y que pueden mermar la calidad de vida de los pacientes; sin embargo, su impacto puede reducirse con el trabajo conjunto con otros profesionales como psico-oncólogos, nutricionistas, ginecólogos, enfermeras, fisioterapeutas y profesionales del deporte", señala la doctora Elena García.
A su parecer, los objetivos a la hora de buscar el bienestar del paciente varían en función del estadio de la enfermedad en la que se encuentre: "Preservar la calidad de vida siempre es primordial, especialmente en etapas más avanzada de la enfermedad", afirma esta especialista.
Los hábitos de vida saludable, como una dieta equilibrada o el ejercicio físico, son una de las medidas más recomendadas para una mejora de la calidad de vida, según ha quedado reflejado en una de las mesas de la Jornada. Así, para María Alonso, coordinadora de programas de ejercicio físico oncológico de GEICAM, el impacto de la actividad física en la calidad de vida de los pacientes es beneficioso, ayuda a tolerar determinados tratamientos y a controlar la ansiedad y la depresión.
Aumenta la importancia de la visión del paciente
El aumento de la importancia de la calidad de vida es una de las cuestiones abordadas por los expertos en el 15º Simposio Internacional de GEICAM. La doctora María Valero, codirectora del Grupo Oncológico Oncoavanze, del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, en Sevilla, participante en la mesa titulada `Lo que está por venir´, explica la necesidad de impulsar el uso de los denominados resultados reportados por los pacientes (PRO, por su acrónico inglés) en la medicina y la investigación centrada en los pacientes.
Este instrumento incluye información proporcionada por el paciente en cuanto a calidad de vida relacionada con su salud, síntomas, satisfacción con los cuidados que recibe, su bienestar general y el impacto en su funcionalidad. "Numerosos estudios han demostrado cómo la incorporación de los PROs en la práctica clínica mejora de forma significativa la comunicación oncólogo-paciente, el control de síntomas y la monitorización del tratamiento, con un claro aumento del nivel de satisfacción del paciente acerca de la atención recibida y la calidad de vida. De la misma forma, recientemente se ha confirmado el valor predictivo de respuesta al tratamiento de los PROs en los pacientes oncológicos en general y específicamente en el cáncer de mama", afirma.
Opina que, a pesar de estos claros beneficios, la integración de este sistema en el proceso asistencial oncológico plantea algunas dificultades. "Debemos trabajar hacia una mayor formación de los distintos agentes implicados (profesionales sanitarios, pacientes, gestores...) en lo que concierne al valor intrínseco de los PROs; en el diseño de instrumentos útiles y validados, con un adecuado registro y análisis de datos; y todo ello llevarlo a cabo siguiendo las recomendaciones de las guías publicadas por las agencias reguladoras y los distintos consorcios, que han realizado un gran esfuerzo para estandarizar estos procesos y promover su utilización cumpliendo los criterios de calidad", concluye.