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El círculo vicioso entre alergia y ojo seco

Abordamos, en esta tribuna del Dr. Jesús Montero, de la Clínica CARTUJAVISION, Centro Oftalmológico (Sevilla), el círculo vicioso entre alergia y ojo seco.

08/05/2023

Hasta ahora era poco frecuente hablar de alergia y ojo seco en conjunto. Pero en mi experiencia profesional a lo largo de los años, he visto que, en la alergia ocular con mucha frecuencia, empieza habiendo una alteración significativa de la película lagrimal que finalmente, al ser casos crónicos, y ...

Hasta ahora era poco frecuente hablar de alergia y ojo seco en conjunto. Pero en mi experiencia profesional a lo largo de los años, he visto que, en la alergia ocular con mucha frecuencia, empieza habiendo una alteración significativa de la película lagrimal que finalmente, al ser casos crónicos, y a medida que avanza la edad, desencadena un ojo seco.

Es cierto que, en población menor de 20 años con una alergia de tipo polínico, y que use fármacos sin conservantes, la presencia de ojo seco va a ser casi irrelevante. Pero a medida que subimos la edad, nos encontramos con que casi el 100% de los pacientes atópicos por encima de los 35 a 40 años presenta ojo seco y, a veces, muy severo.

Los motivos que desencadenan un ojo seco engloban una amplia variedad de causas. En el caso de la conjuntivitis alérgica, la inflamación crónica que provoca la alergia en la conjuntiva termina por alterar la estructura tisular y las glándulas de secreción, dando lugar a una disfunción de todo el sistema, que deriva en un ojo seco.

Y es importante valorar en su justa medida el impacto significativo que puede tener el síndrome de ojo seco en la calidad de vida del paciente. Independientemente de su etiología y grado evolutivo, este síndrome se acentúa con cualquier actividad que exija atención visual, ya que disminuimos la frecuencia de parpadeo facilitando por tanto la evaporación de la película lagrimal. Esto conlleva un incremento de los síntomas y una dificultad para mantener dicha actividad visual, sea trabajo u ocio con pantallas, conducción, etc… De hecho, todos y cada uno de los estudios realizados sobre ojo seco y calidad de vida así lo reflejan.

Pero no solo la propia evolución de la alergia puede desencadenar un ojo seco. Lo cierto es que el uso inevitable de fármacos para su control sintomático —algunos de ellos tóxicos tanto por su acción como por incluir en su composición conservantes como el cloruro de benzalconio— también son un importante desencadenante de ojo seco. En este sentido, algunos medicamentos orales utilizados para tratar la rinoconjuntivitis alérgica pueden provocar una disminución de la secreción lagrimal. Por su parte, el uso de antihistamínicos tópicos y colirios a lo largo de los años también es un elemento de agresión.

Actualmente, los colirios y antihistamínicos tópicos son las formas farmacéuticas más empleadas. Los requerimientos de estos preparados son la tolerancia —que sean compatibles con la superficie ocular sin causar daño al ojo—, la permanencia —que las concentraciones terapéuticas del fármaco se mantengan durante el tiempo necesario en los tejidos diana— y, por último, la esterilidad —asegurar ausencia de contaminación microbiana—.

El problema es que, para mantener la esterilidad y la tolerancia, la mayoría necesitan contener en su composición una serie de excipientes, incluyendo conservantes con efecto tensioactivo que a la larga, en procesos crónicos como lo suele ser la alergia ocular, pueden desestabilizar la película lagrimal, disminuir el tiempo de ruptura, aumentar la permeabilidad del epitelio y, en definitiva llegar a dañar el ojo, incrementando los factores de riesgo para un ojo seco o agravando un síndrome preexistente.

En este contexto, lógicamente, los especialistas demandamos fármacos cada vez más potentes en su acción de control sintomático de la reacción alérgica en la superficie ocular, pero haciendo especial hincapié en evitar en lo posible efectos secundarios negativos que estos tratamientos puedan comportar.

Por eso, en las nuevas líneas de tratamiento, los colirios antihistamínicos persiguen el abordaje de las alergias oculares mejorando la eficacia y su dosificación para optimizar el alivio y reduciendo los efectos secundarios, con el foco en preservar la película lagrimal y reducir al máximo la deshidratación del ojo. Con independencia de su potencia como antihistamínico, los nuevos colirios ya no traen conservantes. Si a esto le añadimos que los nuevos lanzamientos combinan su fórmula con elementos como el ácido hialurónico, nos encontramos con tratamientos que auguran una mejor tolerancia, su persistencia en superficie y, por tanto, su penetración y acción a largo plazo.

Por: Dr. Jesús Montero, Clínica CARTUJAVISION, Centro Oftalmológico, Sevilla.

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