Un estudio realizado en diversos centros italianos pone de manifiesto el potencial de bortezomib en el tratamiento del mesotelioma maligno, un tumor infrecuente y de mala prognosis. El tratamiento por vía intraperitoneal en ratones, dos veces por semana, resultó en una significativa reducción del tamaño del tumor, ya a las ...
Un estudio realizado en diversos centros italianos pone de manifiesto el potencial de bortezomib en el tratamiento del mesotelioma maligno, un tumor infrecuente y de mala prognosis. El tratamiento por vía intraperitoneal en ratones, dos veces por semana, resultó en una significativa reducción del tamaño del tumor, ya a las 4 semanas. A las 7 semanas el 50% de los animales seguía viable, en contraste con los animales control, que tuvieron que ser sacrificados debido al extremo tamaño alcanzado por el tumor. En el examen del microentorno del mesotelioma en los animales tratados, los investigadores constataron una reducción en la frecuencia de linfocitos T CD4+ infiltrados en el líquido ascítico. En esta localización, tanto esta población celular como la formada por los linfocitos T CD8+ se caracterizaron por la expresión del receptor de la interleucina-2 y, en el caso de los CD8+, por una reducción de los niveles de PD-1, diana de múltiples agentes inmunoterapéuticos.
Roberto Bei, científico de la Universidad de Roma y co-director del estudio, afirma que bortezomib también afectó la expresión del EGFR y de ErbB2, moléculas estimuladoras de la supervivencia del tumor. La baja eficacia de las terapias actualmente en uso en el mesotelioma maligno impone la necesidad de desarrollar nuevos enfoques, señala el investigador. La dependencia de la actividad del proteasoma, característica común a muchos tipos de tumores, hace suponer que inhibidores de este complejo proteico podrían tener un mayor espectro de aplicaciones, teorizan los autores. En el caso del mesotelioma, la posibilidad de tratamiento por vía intraperitoneal convertiría en irrelevante la baja distribución tisular de bortezomib, además de aumentar la efectividad del tratamiento y de reducir su toxicidad sistémica, concluye Bei.