El 13 de junio se celebra el Día Mundial contra el Cáncer de Piel, una fecha próxima al inicio del verano que ayuda a concienciar a la población sobre la necesidad de protegerse ante los efectos de los rayos del sol. Pero también de fomentar el hábito de acudir a ...
El 13 de junio se celebra el Día Mundial contra el Cáncer de Piel, una fecha próxima al inicio del verano que ayuda a concienciar a la población sobre la necesidad de protegerse ante los efectos de los rayos del sol. Pero también de fomentar el hábito de acudir a un especialista en dermatología para revisar nuestra piel de forma constante.
"Gracias a nuevas técnicas de dermatoscopia, microscopia confocal y otras técnicas de imagen, podemos aumentar la sensibilidad y especificidad en el diagnóstico del cáncer de piel y hacer unos diagnósticos más precoces. El tratamiento, en las fases iniciales siempre lleva un mejor pronóstico y permite altas tasas de curación", asegura José Luis López Estebaranz, presidente del Colegio Iberolatinoamericano de Dermatología (CILAD).
De hecho, desde esta organización colegial se promueven acciones de formación para que todos sus asociados actualicen sus conocimientos en este campo, como sus Focus 10 de Casos Complejos de Dermatología Clínica.
Desde su punto de vista, es recomendable acudir al especialista anualmente, o si se detectan lunares o manchas sospechosas. Hay que tener muy en cuenta que la piel tiene memoria, y las lesiones sufridas años atrás pueden convertirse en cáncer de piel en la edad adulta. De hecho, se trata de una de las enfermedades más comunes a nivel mundial: se calcula que uno de cada dos cánceres diagnosticados es de este tipo.
"Si lo detectamos a tiempo, el epitelioma basocelular, se puede eliminar de forma sencilla y cómoda para el paciente, con una pequeña intervención y revisiones puntuales. Debemos evitar que la lesión crezca y se extienda, para que no se convierta en una forma más peligrosa", asegura el portavoz de CILAD, director de la Clínica DermoMedic y Jefe Servicio Dermatología en el Hospital Universitario Fundación Alcorcón.
Desencadenantes
El crecimiento anormal de las células de la piel se achaca principalmente a los efectos que tiene la radiación ultravioleta del sol sobre nuestra dermis, aunque los especialistas también achacan esta enfermedad al uso de cabinas fotobronceadoras y a factores genéticos.
Se manifiesta principalmente en las zonas con mayor exposición, como la cara, las orejas, el cuero cabelludo, el cuello, el pecho, brazos, manos y piernas. Aunque también puede aparecer, de una forma menos frecuente, debajo de las uñas o en el área genital. Afecta a personas de cualquier tipo de piel, incluyendo a aquellas con tonos más oscuros, en las que normalmente el cáncer aparece en las palmas de las manos o en las plantas de los pies. No obstante, es más habitual en las pieles claras, con menor cantidad de melanina, que es la que nos protege de la radiación ultravioleta.
Cómo detectarlo y prevenirlo
Los carcinomas de células basales, los más habituales, suelen aparecer de tres formas diferentes: como una lesión plana y de color marrón o rosado, parecida a una cicatriz; como un bulto perlado; o como una úlcera sangrante con costra que aparece una y otra vez. El riesgo de aparición es mayor no sólo en aquellas personas que han padecido quemaduras solares, sino también en las que tienen antecedentes familiares, o muchos lunares o lesiones del tipo queratosis actínica (manchas ásperas y oscuras).
Para prevenir esta enfermedad, los dermatólogos recomiendan: el uso regular de protector solar durante todo el año; evitar el sol durante las horas en las que está más alto; usar prendas de ropa y gafas de sol con protección contra los rayos ultravioleta; evitar las cabinas de fotobronceado; tener cuidado con algunos medicamentos que potencian la sensibilidad al sol; y acudir de forma regular al especialista en dermatología o cuando se detecte algún lunar o mancha sospechosa.