En su sesión especial sobre riesgo cardiovascular en largos supervivientes de cáncer infantil, la actividad de la Fundación Ramón Areces dedicada a las ciencias de la vida y de la materia advirtió que tal peligro se triplica a largo plazo en los supervivientes de cáncer infantil, en los que los ...
En su sesión especial sobre riesgo cardiovascular en largos supervivientes de cáncer infantil, la actividad de la Fundación Ramón Areces dedicada a las ciencias de la vida y de la materia advirtió que tal peligro se triplica a largo plazo en los supervivientes de cáncer infantil, en los que los eventos cardiovasculares se convierten en principal causa de morbimortalidad no oncológica.
Dr Emilio Bouza
El presidente del consejo científico de la entidad convocante, doctor Emilio Bouza, adelantó que el título iba a servir de acicate para tratar mejor las complicaciones tardías en aquellas personas que superan su cáncer. Momento en el que anunció que su entidad lanzaba el programa Retorno para que vuelvan nuestros investigadores emigrados tras cinco años de trabajo exterior y acogidos por instituciones españolas. Con una dotación de un millón de euros y cuarto a cinco años, según cuantificó.
Dr Luis Madero
El doctor Luis Madero, oncohematólogo jefe del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid, se remontó a las primeras intuiciones que comprendieron que las secuelas tardías en pacientes que superan su neoplasia deben suponer una preocupación desde el inicio de los tratamientos. Empeño que desde hace un lustro ha cuajado en un proyecto de su hospital, con apoyo imprescindible de la Fundación Ramón Areces. Esfuerzo por tanto necesitado de ser explicado desde el ángulo de varias especialidades presentadas por el jefe de servicio y tales como la endocrinología, además de la oncología y la cardiología, y con una atención especial a la actividad física de los pacientes a lo largo de su vida o la importancia debida a la genómica del cáncer.
Dra Blanca Herrero
La doctora Blanca Herrero Velasco, oncóloga del hospital colaborador, aseguró que, afortunadamente, ya se presta atención a esta cuestión a diferencia de tiempos no tan lejanos. Con una supervivencia al cáncer pediátrico que hoy está en el 80% a los cinco años para bajar al 75% a los diez años. Una realidad que se refiere a 300.000 personas en Europa y que se eleva al medio millón en Estados Unidos y que, en ambos casos, se debe a los avances en diagnósticos y tratamientos clínicos y de soporte.
Apoyó su tesis en el estudio epidemiológico Eurocare 6 conocido en 2022 sobre 100.000 pacientes. Y citó estadísticas que avisan de que, en la próxima década se espera que una de cada 700 personas será largo superviviente de cáncer, desde una supervivencia global en cáncer que hoy se sitúa en el 81%, con variaciones nacionales dentro y fuera de la UE.
Observó Blanca que la larga supervivencia se acompaña de cronicidad y discapacidad. Con una complicación crónica derivada del tratamiento para el 75%, con un 25% de complicaciones que pueden ser graves e incluso amenazar la vida. Fenómenos muchas veces infradimensionados porque los síntomas pueden ser subclínicos al principio. Algo preocupante porque sólo el 6% de las familias declara haber recibido seguimiento tras el cáncer. Con un 17% que jamás recibe información sobre complicaciones a largo plazo. Algo que quieren evitar los grupos internacionales de colaboración PanCare y ENCCA, para Europa, y el Children´s Oncology Group, para Estados Unidos.
En su repaso, Herrero Velasco informó que sólo uno de cada dos pacientes recupera la normalidad psicológica tras su cáncer. Además de aludir a seguimiento en atención primaria u hospitalaria, o con modelos mixtos, con el foco puesto siempre a nuevos tumores en los supervivientes.
Concluyó además con los 600 largos supervivientes seguidos a largo plazo desde su propio centro.
Dr David Díaz
El doctor David Díaz Pérez, también oncólogo del hospital Niño Jesús, describió la estratificación y monitorización del riesgo cardiovascular en los supervivientes de cáncer infantil.
Partió de la conocida cardiotoxicidad como la que representan las antraciclinas por daño a los cardiomiocitos con posibilidad de muerte celular, para llegar a las guías de seguimiento cardiológico de 2015 y 2022, además de los protocolos actuales.
Al efecto de los citados fármacos opuso el uso de Dexrazoxane sólo en situaciones de alto riesgo y de escasa validez preventiva. En línea, como adujo, con los nuevos protocolos y guías de los grupos colaborativos internacionales ya citados.
Dra Cristina Saiz
Así mismo, la especialista de la unidad de oncogenómica en el mismo centro, la doctora Cristina Saiz Ladera, se centró en la genómica del riesgo cardiovascular en pacientes oncológicos, para trabajar a favor de su prevención.
Habida cuenta de la existencia de genes vinculados en herencia autosómica dominante en la cardiomiopatía inducida por fármacos (CCM) según ciertos polimorfismos y daño en el ADN.
Prestó atención a los pacientes con mutaciones germinales y la nueva secuenciación masiva, hasta calcular en un 90% la prevalencia de variante truncada de TTN con antraciclinas y del 33% con trastuzumab. Sin dejar de citar el sarcómero (MYH7) en algunos casos de CCM severa. Con posibilidad, igualmente, de vincular enfermedad cardíaca hereditaria y cáncer.
Aseguró Saiz Ladera que es preciso hacer test genéticos de rutina a los pacientes con cáncer e identificar los genes asociados a cardiomiopatías.
Dra María Güemes
La doctora María Güemes, endocrina en su caso del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, puso en relación los factores endocrinos o metabólicos con el riesgo cardiovascular ya aludido. Con lo que vinculó cáncer a síndrome metabólico, diabetes mellitus, obesidad, hipertensión y dislipemia de aparición tardía, al compartir los tumores y la enfermedad cardiovascular mecanismos biológicos como la inflamación y el estrés oxidativo.
Por lo que instó a detectar tempranamente los factores de riesgo y así llegar a su prevención. Dado que la mitad de los largos supervivientes desarrollan una alteración hormonal a lo largo de su vida.
Apostó igualmente Güemes por el cribado, el seguimiento y el tratamiento a largo plazo con expresa atención al citado síndrome metabólico como mayor complicación habitual en su especialidad.
Compendió el doctor Madero todas las intervenciones con el deseo común de que el seguimiento de los pacientes que vayan a superar su neoplasia se realice en el punto más temprano posible.