La prueba de esfuerzo en cinta rodante con electrocardiograma (ECG), también conocida como prueba de esfuerzo, es una de las más populares en la práctica clínica. Si bien dichas pruebas se centran en diagnosticar la enfermedad de las arterias coronarias, un estudio reciente de la Clínica Mayo (EEUU) encuentra que ...
La prueba de esfuerzo en cinta rodante con electrocardiograma (ECG), también conocida como prueba de esfuerzo, es una de las más populares en la práctica clínica. Si bien dichas pruebas se centran en diagnosticar la enfermedad de las arterias coronarias, un estudio reciente de la Clínica Mayo (EEUU) encuentra que las anomalías que puedan registrarse en los resultados, como la baja capacidad aeróbica funcional, pueden predecir causas de muerte atribuibles a otros factores diferentes a los cardiovasculares, como el cáncer, entre otros.
De los resultados de esta prueba se puede obtener, por ejemplo, un valor pronóstico adicional importante a partir de parámetros como la capacidad aeróbica funcional, la recuperación de la frecuencia cardíaca y el índice cronotrópico.
"En nuestra cohorte de pruebas de ejercicio, las muertes no cardiovasculares se observaron con mayor frecuencia que las muertes cardiovasculares", según el Dr. Thomas Allison, director del Centro Integrado de Pruebas de Estrés de Mayo Clinic y autor principal del estudio. "Aunque se trataba de una prueba de esfuerzo cardíaco, descubrimos que el cáncer era la principal causa de muerte, con un 38%, mientras que sólo el 19% de las muertes eran cardiovasculares. Los resultados de las pruebas de ejercicio incluyeron baja capacidad de ejercicio, frecuencia cardíaca máxima baja y una recuperación lenta. de la frecuencia cardíaca después de la prueba de esfuerzo se asociaron con una mayor mortalidad".
El estudio examinó a 13.382 pacientes que no tenían problemas cardiovasculares iniciales ni otras enfermedades graves y que habían completado pruebas de ejercicio en la Clínica Mayo entre 1993 y 2010, y luego fueron seguidos de cerca durante un período promedio de 12,7 años.
Los hallazgos, publicados en ´Mayo Clinic Proceedings´, sugieren que los médicos deberían centrarse no sólo en los resultados del ECG sino también en los datos de las pruebas de ejercicio, como la baja capacidad aeróbica funcional, el índice cronotrópico bajo y la recuperación anormal de la frecuencia cardíaca.
"Se debe alentar a los pacientes a aumentar su actividad física si estos resultados son atípicos, incluso si los resultados del ECG no muestran ningún riesgo cardiovascular significativo", concluye el Dr. Allison.