El conocido mantra "desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un pobre" puede conllevar algunos sabios consejos de salud, sobre los que parecen estar de acuerdo investigadores que trabajan en un campo relativamente nuevo y de rápida aparición, al que se ha denominado ´crononutrición´, en el ...
El conocido mantra "desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un pobre" puede conllevar algunos sabios consejos de salud, sobre los que parecen estar de acuerdo investigadores que trabajan en un campo relativamente nuevo y de rápida aparición, al que se ha denominado ´crononutrición´, en el que se estudia la interacción entre los ritmos circadianos (los ciclos de 24 horas del cuerpo), la nutrición y la salud. Y es que una mejor comprensión de estas interrelaciones podría desempeñar un papel clave en la prevención o el tratamiento de la obesidad, las enfermedades cardíacas, la presión arterial alta, la diabetes y otras afecciones cardiometabólicas.
"Estamos entusiasmados con el creciente campo de la crononutrición, que tiene el potencial de crear nuevos enfoques para combatir muchas afecciones crónicas, incluidas las enfermedades cardíacas, una de las principales causas de muerte", señaló la prof. Marishka Brown, directora del Programa Nacional del NHLBI, centro de investigación sobre los Trastornos del Sueño . "Los nuevos hallazgos en este campo podrían conducir a intervenciones personalizadas que mejoren la salud".
Los efectos de "comer a deshoras"
Uno de los hallazgos de dicha interacción podría estar relacionado con comer tarde. "El aumento de las enfermedades cardiometabólicas ha sido paralelo a un cambio en el estilo de vida caracterizado por un horario más tardío de las comidas, una alimentación nocturna significativa y patrones alimentarios erráticos en los adultos", explicó Nour Makarem, profesor asistente de epidemiología en la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York.
Estudios recientes han comenzado a desentrañar algunos de los complejos mecanismos biológicos que vinculan la ingesta tardía con enfermedades crónicas. Así, en 2019, investigadores financiados por el NHLBI llevaron a cabo un ensayo clínico que demostró que comer durante la noche, como lo hacen muchos trabajadores por turnos, puede aumentar los niveles de glucosa en sangre, mientras que comer solo durante el día podría prevenir el incremento de dichos niveles.
Además de los cambios en el metabolismo de la glucosa, los investigadores han descubierto que el tipo de comida consumida, las hormonas del apetito, las diferencias genéticas, el ejercicio y la exposición a la luz parecen desempeñar un papel en los efectos sobre la salud de comer tarde. Los factores adicionales que se están estudiando incluyen la edad, el sexo, la raza y si tiende a ser una persona matutina o vespertina (también conocido como cronotipo).
No obstante, los expertos consideran que todavía quedan muchas lagunas. Incluyen una comprensión deficiente de por qué los nutrientes que se consumen más tarde en el día se utilizan de manera diferente que en las primeras horas del día, un conocimiento limitado sobre los genes y biomarcadores circadianos, y una comprensión deficiente de los factores culturales y psicológicos que impulsan a las personas a comer a lo largo del día. /ciclo nocturno.
Los investigadores están tratando de determinar, además, cómo definir la ingesta tardía de una persona que puede no ser la misma que la de otra. Éstas y otras áreas son ahora objeto de un número creciente de debates y estudios.