Las lesiones cerebrales traumáticas afectan a más de 60 millones de personas cada año y un tercio de ellas están relacionadas con el deporte, por ello determinar cuando el deportista está listo para volver a jugar después de una conmoción cerebral, es fundamental para su salud. En este sentido, una ...
Las lesiones cerebrales traumáticas afectan a más de 60 millones de personas cada año y un tercio de ellas están relacionadas con el deporte, por ello determinar cuando el deportista está listo para volver a jugar después de una conmoción cerebral, es fundamental para su salud. En este sentido, una reciente investigación de la Universidad de Australia del Sur (UniSA) ha constatado cómo una nueva biometría cerebral podría arrojar luz al respecto.
Realizada en colaboración con la Universidad de California, en San Francisco (UCFC) (EEUU), los investigadores descubrieron que los cambios en los micromovimientos del cerebro, conocidos también como "pulsos de cabeza", podrían detectar impactos prolongados tras una conmoción cerebral.
"En esta investigación, utilizamos impulsos craneales (una medida normal de la ´bamboleo´ cerebral alineada con cada latido del corazón) para evaluar cualquier cambio en la frecuencia resultante de una conmoción cerebral", explicó Kevin Norton, profesor de ciencias del ejercicio de UniSA.
Utilizando unos auriculares diseñados a medida para evaluar la biometría del pulso craneal entre 101 jugadores aficionados de fútbol australiano, masculinos y femeninos, en el sur de Australia, los investigadores identificaron anomalías cerebrales en el 81% de los jugadores que sufrieron una conmoción cerebral, lo que indica una lesión sostenida más allá de los tiempos de recuperación esperados. Los hombres sufrieron el 70% de las conmociones cerebrales y más de un tercio de los hospitalizados eran jóvenes deportistas de entre 15 y 24 años.
Dichas alteraciones del pulso cefálico duraron unos 14 días después de los síntomas de la conmoción cerebral y se exacerbaron con el regreso al juego o la actividad física sin supervisión.
"Descubrimos que casi todos los jugadores que sufrieron una conmoción cerebral tenían una ´desconexión´ entre sus síntomas y el pulso de la cabeza, de tal forma que, incluso, cuando los jugadores aseguraban sentirse bien, el pulso de la cabeza todavía mostraba evidencia de lesión cerebral", agregó el prof. Norton.
Si bien la mayoría de los deportistas sintieron que se habían recuperado entre 10 y 14 días después de su lesión, la investigación mostró que algunos jugadores tardaron hasta cuatro semanas en recuperarse y volver a los patrones normales del pulso cefálico.