Un equipo liderado por el Pedro J. Benito Peinado y otros dos investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) vio publicado este mismo año su artículo sobre la eficacia del filtrado bacteriano que ofrecen las mascarillas para la prevención de enfermedades respiratorias. A partir del estudio en laboratorio de los tipos mascarillas comerciales más usados por la población y los servicios asistenciales durante la pandemia de Covid-19. Al ser su objetivo científico conocer el grado de protección real que presentaron estos productos, según su tejido, diseño y otros factores correctores de protección, como el referido ajuste facial.

Prof Pedro J. Benito

Los otros investigadores que realizaron este estudio fueron los profesores Miguel A. Rojo-Tirado, docente del Grupo de Investigación LFE Research Group y Álvaro Gutiérrez, perteneciente al laboratorio de robótica y control de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación, también de la UPM.

Como informó la institución académica, y a pesar de los numerosos reglamentos de fabricación y estudios científicos disponibles, todavía no se había evaluado la eficacia real de tales mascarillas faciales para la filtración de patógenos respiratorios. El análisis de la capacidad de filtración se había ceñido principalmente a los tejidos usados, pero sin atender tampoco a las frecuencias y volúmenes respiratorios.

El trabajo se centró en calibrar dicha eficacia real de filtración, de inicio bacteriana, para cada tipología de mascarilla protectora. En ellas se incluyeron dos modelos de mascarillas quirúrgicas, tres higiénicas, tres modelos FFP2 y una FFP3.

Como se aprecia en la imagen, se dispuso en laboratorio un maniquí dotado de tres analizadores de gases, para medición de volúmenes de entrada, salida y aire sobrante. Mediante un dispositivo especialmente diseñado al efecto y patentado de manera independiente.

Fue necesario, así mismo y como es entendible, medir la presión necesaria para vencer la resistencia ofrecida por las mascarillas faciales durante los procesos de inhalación y exhalación.

El análisis estadístico mostró que es general una gran dispersión del aire que explica que la mitad del mismo no sea filtrado por las mascarillas faciales, en todas las intensidades respiratorias y como media.

También explicó el profesor Benito Peinado a esta cabecera que la elección del tejido es algo esencial frente a la presión diferencial. Donde las mascarillas faciales higiénicas filtraron más del 74% del aire, con una eficiencia no alterada por la intensidad simulada.

El resto de tipos de mascarilla, por el contrario, ofrecieron un comportamiento bastante irregular en función de la cantidad de aire empleado.

Así, resultan de utilidad los coeficientes correctores en función del tipo de esfuerzo y duración de la prueba, de cara a cuantificar esa eficacia real de filtración de patógenos como bacterias.

Lo que lleva a cierta sobreestimación generalmente afectada sobre el carácter de protección por filtrado desigual de estos productos. Por lo que los investigadores consideran que la información aportada, y otras de presentación futura sobre la misma materia, podría muy bien ser tenida en cuenta a efectos de requisitos de fabricación industrial.

En ese aspecto, el artículo propone pasar de la eficacia de filtrado bacteriano (bacterial filtration efficiencies, BFE) indicada en las especificaciones técnicas del fabricante, por la eficacia real de filtrado bacteriano (real bacterial filtration efficiency, BFE), para cada tipo de mascarilla.

Más allá del proyecto sobre las mascarillas, Benito Peinado, que es profesor titular en la facultad de ciencias de la actividad física y el deporte, dentro del departamento de salud y rendimiento humano, explicó que su departamento es el de mayor producción científica de toda la universidad con referencia a la salud, con desarrollos muy interesantes sobre fibrosis quísticas, cáncer, menstruación o el metabolismo del hierro en la mujer, entre otros sujetos de estudio.

Futuras investigaciones del departamento abundarán en aspectos muy destacables como efecto de la humedad que puede asumir cada tejido y su potencial para alterar la capacidad de filtrado.

También resulta de interés la versatilidad de este tipo de trabajos para conocer con mayor profundidad el tipo de patógeno susceptible de ser bloqueado con cada categoría de mascarilla a la vista de los diferentes tamaños que desarrollan estos entes en la naturaleza. Al ser lo virus generalmente más pequeños, aunque también existan bacterias diminutas.

Finalmente, y tanto como investigador como cuidada no, el profesor Benito Peinado estimó que el uso de mascarillas debería mantenerse en entornos específicos ante unos virus que siempre estarán presentes salvo cataclismos difíciles de imaginar y con potencial muy probable de sobrevivir a la Humanidad.

Aunque antes de estas hipótesis distópicas, sí validó la recomendación de su uso en espacios proclives a los contagios o áreas de especial interés como Neumología, puso por ejemplo.