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La insulina puede conservarse a temperatura ambiente durante meses manteniendo su potencia

La insulina puede conservarse a temperatura ambiente durante meses sin perder potencia, lo que da esperanza a las personas con diabetes que viven en regiones con acceso limitado a la asistencia sanitaria o a una refrigeración eléctrica estable.

06/11/2023

El equipo de investigación del Instituto de Medicina General de la Facultad de Medicina de la Universidad Heinrich-Heine de Düsseldorf (Alemania) ha descubierto que la insulina puede conservarse a temperatura ambiente durante meses sin perder potencia, lo que da esperanza a las personas con diabetes que viven en regiones con ...

El equipo de investigación del Instituto de Medicina General de la Facultad de Medicina de la Universidad Heinrich-Heine de Düsseldorf (Alemania) ha descubierto que la insulina puede conservarse a temperatura ambiente durante meses sin perder potencia, lo que da esperanza a las personas con diabetes que viven en regiones con acceso limitado a la asistencia sanitaria o a una refrigeración eléctrica estable.

Los investigadores señalan que esta situación afecta a millones de personas que viven en países de ingresos bajos y medios, sobre todo en zonas rurales, así como a personas cuyas vidas se han visto alteradas por conflictos o catástrofes naturales.

Las personas con diabetes no pueden producir suficiente insulina y aquellos que padecen diabetes tipo 1 necesitan inyectarse insulina varias veces al día, normalmente antes de cada comida. La insulina es un medicamento esencial para las personas con diabetes y las guías actuales establecen que antes de su uso debe mantenerse refrigerada para preservar su eficacia.

La revisión concluyó que es posible almacenar viales y cartuchos sin abrir de tipos concretos de insulina humana a temperaturas de hasta 25 °C durante un máximo de seis meses, y hasta 37 °C durante un máximo de dos meses, sin que se produzca una pérdida clínicamente relevante de la actividad de la insulina.

Los datos de un estudio mostraron que el almacenamiento a temperaturas fluctuante entre 25 °C y 37 °C durante un máximo de tres meses no produjo ninguna pérdida de actividad de la insulina para tipos específicos de insulina. Esta fluctuación imita los ciclos de temperatura día-noche que se registran en países tropicales.

La nueva revisión Cochrane, dirigida por el investigador dirigido por Bernd Richter, resume los resultados de diferentes estudios que investigan qué le ocurre a la insulina cuando se almacena fuera del frigorífico, e incluye datos inéditos de fabricantes. Concretamente se revisaron un total de 17 estudios, incluidas investigaciones en laboratorio de viales, cartuchos/bolígrafos y jeringas precargadas de insulina, que mostraron una potencia constante de la insulina a temperaturas comprendidas entre 4 °C y 37 °C, sin pérdida clínicamente relevante de la actividad de la insulina.

Richter destacó la relevancia de esta investigación, sobre todo para las personas que padecen diabetes tipo 1, para quienes "la insulina es un salvavidas, ya que su vida depende de ella". Mientras que la diabetes tipo 2 presenta sus dificultades, la diabetes tipo 1 precisa de insulina para la supervivencia. "Subraya la apremiante necesidad de proporcionar una orientación clara para las personas con diabetes en situaciones críticas, de la cual carecen muchas personas proveniente de fuentes oficiales", señala.

"Nuestro estudio abre nuevas opciones para las personas que viven en entornos difíciles, donde el acceso a la refrigeración es limitado. Comprendiendo la estabilidad térmica de la insulina y explorando soluciones innovadoras de almacenamiento, podemos influir significativamente en la vida de quienes dependen de la insulina para su bienestar", añade Richter.

Estos hallazgos pueden ayudar a las comunidades con problemas para garantizar el almacenamiento en frío constante de insulina. Ofrecen la tranquilidad de que las alternativas a la refrigeración eléctrica de la insulina son posibles sin comprometer la estabilidad de este medicamento esencial. Sugieren que cuando no es posible proporcionar una refrigeración fiable, la temperatura ambiental puede bajarse con dispositivos de refrigeración sencillos, como recipientes de barro para almacenar la insulina.

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