El cambio climático pondrá a prueba nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS) en todos los sentidos. La aparición de casos de ébola, de malaria o de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo en los últimos años en España es solo una constatación de ello. El creciente interés por conocer una actualización de ...
El cambio climático pondrá a prueba nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS) en todos los sentidos. La aparición de casos de ébola, de malaria o de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo en los últimos años en España es solo una constatación de ello. El creciente interés por conocer una actualización de cómo avanzan este tipo de enfermedades infecciosas emergentes explica el lleno absoluto que este jueves ha presentado una de las salas del Palacio de Congresos de Valencia, donde se celebra la segunda de las tres jornadas del 44º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
No hay que olvidar que los internistas son profesionales hospitalarios cuya práctica clínica se verá directamente afectada por este cambio de paradigma. Si bien el interés en Medicina es general (y así queda reflejado en el aumento exponencial de publicaciones científicas que recoge PubMed), la SEMI ha señalado este como uno de los principales temas a abordar durante el programa científico.
José Manuel Ramos Rincón, Servicio Medicina Interna del Hospital General Universitario de Elche, ha sido el encargado de ejemplificar a pequeña escala lo que irá creciendo gradualmente a lo largo de las próximas décadas: un estudio de la Universidad de Hawái concluyó en 2022 que 218 de las 375 enfermedades infecciosas presentes en las islas se habían exacerbado por el cambio climático: más de un 58%.
La mayor frecuencia de fenómenos extremos como tormentas de gran violencia; la pérdida del ecosistema y la biodiversidad por causas como los incendios (cada vez más repetitivos y de más extensión en nuestro país) o la elevación del nivel del mar por el derretimiento de los polos son causa directa en la expansión de microorganismos. En especial, ha destacado Ramos, de virus, seguido de bacterias, animales y protozoos. De hecho, hasta el 70% de las enfermedades zoonóticas son de origen vírico: "Estamos en el periodo de los virus".
La tipología de estas patologías se caracteriza por tres ejes, como ha enumerado: la exposición, la vulnerabilidad y el peligro.
Multitud de vectores
El especialista ha hecho un repaso exhaustivo por los vectores protagonistas de la llegada de enfermedades como el dengue, el Chikungunya o la fiebre amarilla. En este caso, obra del mosquito Aedes aegypti, cuya población ha aumentado drásticamente durante el siglo XXI. Al respecto, Ramos ha destacado que el dengue sea con toda probabilidad la primera enfermedad "importada" en nuestro medio. "Tenemos más riesgo de contraer dengue que malaria", ha agregado. Según los datos del European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC), este año se han dado hasta principios de noviembre 66 casos de esta enfermedad en Italia y tres en España. En todo el mundo ha habido 278 alertas en los tres últimos meses (a fecha 7 de noviembre).
Las previsiones no son alentadoras, teniendo en cuenta que las poblaciones de Aedes aegypti y Aedes arbopictus seguirán creciendo espoleadas por temperaturas cada vez más cálidas. Dentro de la familia Aedes otras especies como japonicus, vexans y vittatus pueden transmitir la encefalitis japonesa.
También preocupan los mosquitos de la especie Culex, responsables de la transmisión de arbovirosis, de filariasis o de patologías más conocidas por la población general como la fiebre del Nilo Occidental, cuya mortalidad se sitúa en el 9,3%.
El Anopheles por su parte es el vector elegido por la malaria, patología que ronda los 247 millones de casos en todo el mundo. Su prevalencia se mantiene en zonas tropicales (África o determinadas zonas de América Central), y debido al cambio climático, se espera que también la población de este insecto aumente. De hecho, familias como el Anopheles Atroparvus podrían transmitir potencialmente un tipo de malaria autóctona en España.
Los flebótomos, especialmente conocidos en la parte veterinaria, portan la leishmania, otro microorganismo que provoca leishmaniasis, una patología emergente y cuyas infecciones tienen grandes posibilidades de aumentar, ha advertido el experto.
No obstante, otros seres vivos como las garrapatas pueden transmitir graves patologías bacterianas como la enfermedad de Lyme (prevalente en Norteamérica) o Crimea-Congo, cuya mortalidad del 20% muestra la alerta que supone para la salud pública.
Más allá de los insectos, el internista ha advertido otro tipo de enfermedades infecciosas que se pueden transmitir por agua (como la leptospirosis); el cólera (cuyo caldo de cultivo perfecto es la zona con sequía en la que descargan lluvias torrenciales y hay poca higiene); las bacterias Vibrio (no cólera), cuya prevalencia se ha ido haciendo cada vez más común en Alemania, o la legionela, más conocida en nuestro país.
Tampoco hay que olvidar las que se transmiten por vía alimentaria. No obstante, la principal conclusión que Ramos ha querido compartir con sus colegas ha sido que hay que hacer hincapié en "cuidar el entorno".