La enfermedad de Parkinson ha sido considerada el trastorno neurológico de más rápido crecimiento en el mundo, a lo que podría contribuir factores ambientales y, más concretamente, los nanoplásticos, según un reciente estudio liderado por el centro médico de la Universidad de Duke (EEUU).

"Nuestro estudio sugiere que la aparición de micro y nanoplásticos en el medio ambiente podría representar un nuevo desafío tóxico con respecto al riesgo y la progresión de la enfermedad de Parkinson. Esto es especialmente preocupante dado el aumento previsto de las concentraciones de estos contaminantes en nuestros suministros de agua y alimentos", según el investigador principal, Andrew West, profesor del Departamento de Farmacología y Biología del Cánceren la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke.

El prof. West y otros científicos de la Escuela de Medio Ambiente Nicholas de Dukey el Departamento de Químicaen el Trinity College de Artes y Ciencias descubrieron que las nanopartículas de poliestireno plástico, que normalmente se encuentran en artículos de un solo uso, como vasos y cubiertos desechables, atraen la acumulación de la proteína conocida como alfa-sinucleína.

Los hallazgos más significativos del estudio son los estrechos vínculos que se forman entre el plástico y la proteína dentro del área de la neurona donde se congregan estas acumulaciones, el lisosoma. En este sentido, explicaron que las acumulaciones de proteínas plásticas ocurrieron en tres modelos diferentes realizados en el estudio: en tubos de ensayo, neuronas cultivadas y modelos de ratón de la enfermedad de Parkinson.

No obstante, a juicio de los investigadores, quedan muchas dudas sobre cómo podrían estar ocurriendo tales interacciones dentro de los humanos y si el tipo de plástico podría desempeñar un papel. "Si bien los contaminantes microplásticos y nanoplásticos se están evaluando de cerca por su impacto potencial en el cáncer y las enfermedades autoinmunes, la sorprendente naturaleza de las interacciones que pudimos observar en nuestros modelos sugiere la necesidad de evaluar el aumento de los contaminantes nanoplásticos en la enfermedad de Parkinson y el riesgo y la progresión de la demencia".

"La tecnología necesaria para monitorear los nanoplásticos aún se encuentra en las etapas más tempranas posibles y aún no está lista para responder todas las preguntas que tenemos", según dicho investigador.

Los responsables del estudio tienen fe en que los esfuerzos en esta área aumenten rápidamente a medida. "Si sabemos a qué prestar atención, podemos tomar las medidas necesarias para protegernos, sin comprometer todos los beneficios que obtenemos todos los días de los plásticos", concluyó el prof. West.