A última hora de la tarde del viernes, en el XXVI Congreso Nacional de Psiquiatría, el Prof. David Nutt, neuropsicofarmacólogo británico, impartió una conferencia sobre psicodélicos en psiquiatría. Lo presentó Manuel Ángel Franco Martín. Nutt habló del potencial del empleo de los psicodélicos en el futuro de la especialidad. Dejó claro ...
A última hora de la tarde del viernes, en el XXVI Congreso Nacional de Psiquiatría, el Prof. David Nutt, neuropsicofarmacólogo británico, impartió una conferencia sobre psicodélicos en psiquiatría. Lo presentó Manuel Ángel Franco Martín.
Nutt habló del potencial del empleo de los psicodélicos en el futuro de la especialidad. Dejó claro que "podría ser el futuro del tratamiento psiquiátrico para muchos". Las últimas investigaciones al respecto apuntan a que "estas sustancias que actúan en la corteza cerebral, en concreto al estimular el receptor 5-HT2A, trabajan para restablecer los procesos cerebrales que subyacen al pensamiento depresivo y permiten superar la depresión".
Aclaró que los psicodélicos son sustancias que provienen de plantas u hongos. En ese sentido, recordó que los psicodélicos son un grupo de sustancias químicas que tienen la capacidad para causar experiencias receptivas sensoriales y emocionales alteradas. Repasó que estos compuestos incluyen sustancias como la psilocibina (proveniente de un tipo de hongos), la dietilamida de ácido lisérgico (LSD), la dimetiltriptamina (DMT e ingrediente activo de la ayahuasca) que a lo largo de la historia se han utilizado en diferentes culturas tanto para fines rituales y espirituales. Ya los griegos descubrieron el cóctel de Virgilio o las setas mágicas. "E hicieron lo que la mayoría de nosotros sabemos. Desarrollaron las bases para temas como la geometría, la lógica y la filosofía", contó. Está además lo que aportaron a la democracia. Ironizó que, por lo tanto, "se puede argumentar que tal vez toda la base de la cultura occidental, que se deriva en gran medida de la cultura histórica, debería haber sido establecida por las experiencias adquiridas con el uso de psicodélicos".
Eso fue hace mucho tiempo. Pasó a hablar de psicodélicos en la era moderna. Comentó que, en la década de los 50, las compañías farmacéuticas eran un poco más abiertas al acceso a estas sustancias que hoy. Por ejemplo, han sido utilizados por profesionales de la salud, profesionales de la salud mental, para explorar la experiencia de tener la conciencia alterada. Un enfoque se llama terapia psíquica psicodélica y fue el preferido en el Reino Unido. Eran cautelosos y daban una dosis no psicodélica, lo que ahora se llamaría una mini dosis a las personas antes de cada sesión de psicoterapia. Era principalmente terapia psíquica analítica, y la idea era que el psicodélico rompiera la resistencia inconsciente y permitiera que las personas aprovecharan más su experiencia terapéutica. Expuso que "estamos empezando a hacer eso nuevamente hoy". Matizó que, en los años 50, "la psiquiatría se encontraba en un estado muy primitivo". No había ningún medicamento específico y ni siquiera era vista como una disciplina. Así, "por primera vez se disponía de una herramienta que podía alterar el cerebro y producir poderosos beneficios". El cerebro era potencialmente maleable, como con herramientas farmacológicas que utilizan otros tipos de medicina. "La psiquiatría se convirtió en una disciplina científica médica popular", puntualizó.
En la última década, estas sustancias han experimentado un resurgimiento notable del interés, ya que se ha descubierto que varias generan alteraciones profundas en la actividad cerebral, así como promueven el crecimiento sináptico y plasticidad cerebral. "Hallazgos que no sólo explican la naturaleza subjetiva de la experiencia psicodélica, sino que también cuentan con implicaciones para el tratamiento de trastornos internalizantes como la depresión, la adicción, la anorexia y el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)", remarcó Nutt.
Los últimos estudios que se han llevado a cabo sobre la psilocibina han revelado beneficios clínicos significativos, incluso con una administración aislada. "En 2022, Goodwin y colaboradores desarrollaron un estudio clínico aleatorizado a gran escala en pacientes con depresión resistente al tratamiento en varios centros y países con tres dosis de psilocibina (1, 10 y 25mg) que mostró que obtuvo como resultado una remisión del 25% entre aquellas personas que recibieron la dosis más elevada a los tres meses. En esa misma línea, en 2023, Raison y colaboradores han informado sobre un importante estudio multicéntrico en Estados Unidos en el que una sola dosis de 25mg de esa sustancia trajo consigo reducciones profundas y duraderas de la patología", aclaró. De hecho, estos resultados "condujeron a los reguladores australianos a aprobar el uso de la psilocibina de manera compasiva para pacientes con depresión resistente al tratamiento".
Sobre los mecanismos cerebrales de estas sustancias, Nutt detalló que "ahora existen pruebas conceptuales sólidas de que los efectos antidepresivos de los psicodélicos se producen de manera bastante diferente a los propios de los medicamentos antidepresivos". Estos últimos actúan sobre los receptores de la serotonina (ISRS) y parecen proporcionar un amortiguador frente al estrés al mejorar la función del receptor 5-HT1A en el sistema límbico. En contraste, "los psicodélicos estimulan el receptor 5-HT2A en la corteza cerebral que sería más efectivo frente a la depresión". Respecto a la psicofarmacología, particularmente el LSD "revolucionó la atención de la salud mental".