En 20 años de vida, BioSpain ha vivido grandes cambios. Pero puede que ninguno tan relevante como el que vive hoy la Unión Europea (UE): decidir qué encaje tiene en el escenario global y qué industrias decidirán el devenir del continente. En los tres días de encuentro del congreso nacional ...
En 20 años de vida, BioSpain ha vivido grandes cambios. Pero puede que ninguno tan relevante como el que vive hoy la Unión Europea (UE): decidir qué encaje tiene en el escenario global y qué industrias decidirán el devenir del continente. En los tres días de encuentro del congreso nacional organizado por la Asociación Española de Bioempresas (AseBio) siempre estuvo presente la idea de que este es un "momento crucial para Europa", como declaró su presidenta, Ana Polanco, en el que la biotecnología debe preservar la salud de las personas y actuar como llave frente a la emergencia climática. La fuerza del sector en nuestro país se traduce en que, en dos décadas, ha pasado de 50 a casi 900 empresas (de las que hasta el 96% son pymes y startups) y de captar 17 a 140 millones de euros de inversión.
No obstante, hace falta flexibilidad la legislación, aún "restrictiva", para potenciar la creación de nuevas empresas, deslizó Xiana Margarida Méndez Bértolo, secretaria de Estado de Comercio del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo del Gobierno de España.
Así, durante "tres días apasionantes", como los definió Fina Lladós, directora general de Amgen y miembro de la Junta Directiva de AseBio y del Patronato de Biocat, se logró situar al sector biotecnológico como motor del nuevo modelo de salud y elemento clave para lograr la autonomía estratégica de España y la UE en materias como la economía, la alimentación sostenible y la transición industrial verde, algunos de "los principales retos de nuestro tiempo".
Reindustrialización urgente
De ahí que se vea con urgencia la reindustrialización del espacio comunitario para que compita con los principales mercados, como son Estados Unidos (EEUU) y China, y así sea menos vulnerable a los vaivenes de la economía mundial. Y es este argumento el que defendió Ion Arocena, director general de AseBio.
Las compañías farmacéuticas también podrían contribuir al objetivo, planteó Manuel Zafra Rubio, presidente de Merck en España. "Deberían tener un rol de liderazgo" porque de ellas depende "el bienestar y la salud de 746 millones de europeos". El sector reinvierte más del 12% de sus beneficios en I+D con la idea de desarrollar nuevos fármacos y potenciar la innovación. Pero hace falta más, advirtió. La brecha no para de crecer: si en 2001 la diferencia entre lo que invertían Europa y EEUU era de 2.000 millones, en 2025 será de 25.000 millones.
Pymes, startups y spinoffs tienen un rol relevante en el ecosistema biotech, de lo que también quedó constancia en el transcurso de BioSpain 2023. De ahí que se abordase la manera de explorar nuevas modalidades de cooperación, desde las colaboraciones o fusiones en el desarrollo de determinadas áreas de investigación y fabricación de productos y hasta realizar estrategias de inversión efectivas.
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