Un estudio realizado por investigadores del Brigham and Women´s Hospital, en Estados Unidos, ha revelado cómo los cambios genéticos en ciertos tipos de células cerebrales pueden contribuir a la respuesta inflamatoria observada en la enfermedad de Alzheimer (EA), según publican en la revista ´Nature Communications´. Se sabe que las células cerebrales ...
Un estudio realizado por investigadores del Brigham and Women´s Hospital, en Estados Unidos, ha revelado cómo los cambios genéticos en ciertos tipos de células cerebrales pueden contribuir a la respuesta inflamatoria observada en la enfermedad de Alzheimer (EA), según publican en la revista ´Nature Communications´.
Se sabe que las células cerebrales inmunorreguladoras conocidas como microglía desempeñan un papel en la progresión de la enfermedad de Alzheimer. El nuevo estudio explora cómo la genética de la microglía contribuye a la neuroinflamación y, a su vez, a la EA. El equipo reveló que una reducción de INPP5D, un gen que se encuentra en la microglía, provoca neuroinflamación y aumenta el riesgo de padecer EA.
Sus resultados tienen importantes implicaciones para el diseño de terapias centradas en la microglía para la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos relacionados.
"Sabemos que la microglía desempeña un papel importante en el cerebro sano y enfermo, pero, en muchos casos, los mecanismos moleculares que subyacen a esta relación son poco conocidos", señala la autora correspondiente, Tracy Young-Pearse, doctora del Departamento de Neurología del Hospital Brigham and Women´s.
"Si somos capaces de identificar los mecanismos moleculares que subyacen a la microglía en el cerebro sano y enfermo, podemos reducir el riesgo de enfermedad de Alzheimer --añade--. Si somos capaces de identificar y comprender la importancia de genes específicos que desempeñan un papel en la neuroinflamación, podremos desarrollar más fácilmente terapias eficaces y específicas".
Es importante vigilar la neuroinflamación en las personas con enfermedades neurodegenerativas, pero puede ser difícil de detectar, sobre todo en las primeras fases de la EA. Cuanto antes puedan identificarla los neurólogos, antes podrán tratarla. La microglía está claramente implicada en el proceso de neuroinflamación, pero quedan muchas preguntas por responder sobre las vías moleculares implicadas.
El equipo utilizó diversos métodos experimentales para sondear la relación entre los niveles de INPP5D y un tipo específico de inflamación cerebral, la activación del inflamasoma. Como parte de su estudio, el equipo comparó tejido cerebral humano de pacientes con EA y de un grupo de control. Encontraron niveles más bajos de INPP5D en los tejidos de pacientes con EA y, cuando la INPP5D se reducía, activaba la inflamación.
Paralelamente, utilizaron células cerebrales humanas vivas derivadas de células madre para estudiar las intrincadas interacciones moleculares dentro de la microglía que median en los procesos inflamatorios con una reducción de INPP5D. Estos estudios identificaron proteínas específicas que podían inhibirse para bloquear la activación del inflamasoma en la microglía.
Aunque el trabajo del equipo representa el análisis más exhaustivo de la INPP5D en el cerebro de la EA, queda por determinar si la INPP5D debe ser objeto de tratamiento terapéutico.
El equipo señala que sus hallazgos sugieren que la actividad de la INPP5D en el cerebro de los pacientes con EA es compleja y que se necesitan estudios futuros para entender si la INPP5D puede ser un objetivo para prevenir el deterioro cognitivo en pacientes con EA.
"Nuestros resultados son prometedores para la INPP5D, pero aún quedan algunos interrogantes --afirma Young-Pearse--. Los estudios futuros que examinen la interacción entre la actividad de la INPP5D y la regulación del inflamasoma son esenciales para mejorar nuestra comprensión de la microglía en la EA y para ayudar a desarrollar un conjunto completo de herramientas terapéuticas que puedan desplegarse para tratar cada uno de los caminos moleculares que conducen a la EA".