"Para abordar el flagelo de las enfermedades del cerebro, que afectarán a uno de cada 3 europeos a lo largo de su vida, sólo hay una solución sostenible: permitir que los investigadores alcancen su máximo potencial. Y para esto hace falta incrementar considerablemente el apoyo a la investigación y a ...
"Para abordar el flagelo de las enfermedades del cerebro, que afectarán a uno de cada 3 europeos a lo largo de su vida, sólo hay una solución sostenible: permitir que los investigadores alcancen su máximo potencial. Y para esto hace falta incrementar considerablemente el apoyo a la investigación y a la innovación. El estudio del cerebro tiene que convertirse en una prioridad que cuente con el compromiso pleno de la Unión Europea y los Estados miembros. No hay ninguna razón médica, científica, económica o social para explicar por qué hay tan pocos estudios sobre el cerebro y por qué el estudio del cerebro recibe una financiación limitada", señaló tajante Suzanne Dickson, presidenta del Consejo Europeo del Cerebro (EBC, por sus siglas en inglés) en la inauguración de la Jornada "Nuestro Cerebro, nuestro futuro", organizada conjuntamente con el Consejo Español del Cerebro y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha tenido lugar esta semana en el Senado.
Las jornadas reunieron a ponentes de las áreas implicadas: investigadores, representantes de la industria farmacéutica y de las asociaciones de enfermos con distintas patologías que afectan a personas jóvenes en pleno desarrollo de su vida profesional y las obliga a "cambiar de vida". Es el caso de la esclerosis múltiple, una de las pocas condiciones neurológicas en las que la investigación ha permitido el desarrollo de fármacos en las últimas décadas, que han cambiado el curso de la enfermedad. En otros casos, como el trastorno bipolar, el diagnóstico se retrasa y cuando se logra no siempre es fácil dar con un fármaco adecuado para cada paciente. También se habló en estas jornadas de trastornos tan prevalentes como la ansiedad y la depresión, que incrementa el riesgo de suicidio cuando el diagnóstico se retrasa.
Momento esperanzador
No faltaron las enfermedades que afectan a etapas más tardías de la vida, como el Alzheimer, de la que Cristina Maragall, de la Fundación Pasqual Maragall, señaló que "estamos en un momento crucial en la investigación de la enfermedad de Alzheimer, a punto de encontrar medicamentos que modifiquen el curso de la enfermedad. Si en 2025 se encontrara un tratamiento para retrasar cinco años el comienzo del Alzheimer, en 2030 los afectados se reducirían en un 40%". Ese retraso de 3 o 5 años en el comienzo del Alzheimer evitaría también que las etapas más penosas, que se dan a edad avanzada, llegaran a desarrollarse.
Un ejemplo que demuestra la importancia de la investigación y la innovación lo mostró el doctor José Obeso, director del Centro Integral de Neurociencias AC HM (CINAC), y uno de los investigadores más citados en la enfermedad de Parkinson. Obeso resaltó cómo los últimos abordajes de esta patología están permitiendo a los pacientes volver a caminar cuando ya la enfermedad se lo impedía, con el implante de electrodos en la médula espinal. Y también es posible en la actualidad la eliminación de los temblores de forma no invasiva mediante la aplicación focal de ultrasonidos de alta intensidad.
Compromiso e inversión
El profesor Juan Lerma, vicepresidente del Consejo Europeo del Cerebro, matizó en sus intervenciones durante esta jornada celebrada en el senado, que "hemos visto muchos ejemplos excelentes de cómo puede desarrollarse la investigación del cerebro. Hemos visto las tecnologías e innovaciones más modernas. Se ha avanzado y se sigue avanzando y hay muchos ejemplos esperanzadores en el horizonte. Pero no hay una solución rápida. No hay atajos. Necesitamos compromiso e inversión en investigación básica, clínica y traslacional, para tratar las enfermedades mentales."
Y para ello el profesor Lerma insistió en el objetivo de esta jornada: "la necesidad de que todas las partes implicadas se sienten en la misma mesa. Me refiero a investigadores, innovadores, clínicos, pacientes, la industria farmacéutica y otras organizaciones profesionales, así como los legisladores y los políticos."
Como vicepresidente del Consejo Europeo del Cerebro, Juan Lerma destacó el enorme coste económico de las enfermedades que afectan al cerebro, que cifró en unos ochocientos mil millones de euros en un solo año, "el equivalente al dinero que la Unión Europea ha destinado para el plan de recuperación económica de la crisis del Covid-19 y de la guerra de Ucrania para todos los Estados miembros".
El vicepresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Carlos Closa, destacó que la Neurociencia "es un área que tiene una importancia capital dentro de la investigación del CSIC, que cuenta con dos centros dedicados en exclusiva a esta investigación: el instituto de Neurociencias de Alicante y el Instituto Cajal de Madrid, al que se añadirá el recientemente creado Centro Internacional de Neurociencias Cajal, que dirige el profesor Juan Lerma, que se espera que empiece su actividad el próximo año". Closa destacó que "a pesar los último avances neurociencia, hay que continuar el esfuerzo de incrementar los recursos para promover la investigación de vanguardia".
La dificultad de estudiar el cerebro
El cerebro es el órgano más complejo del organismo. Se puede trasplantar un riñón, el hígado, los pulmones o incluso el corazón. Pero no se puede utilizar este abordaje con el cerebro. El profesor Richard Morris, galardonado con el Brain Price 2016, considerado el Premio Nobel de Neurociencias, se encargó de repasar en su intervención las peculiaridades y la complejidad del cerebro, sin olvidarse de mencionar a Santiago Ramón y Cajal "el padre de todos nosotros", señaló, en referencia a los neurocientíficos.
De Igual forma, Rodrigo Quian Quiroga, del Instituto de Investigación Hospital del Mar de Barcelona, habló de sus hallazgos sobre la memoria a lo largo de dos décadas. Desde un abordaje "multidisciplinar, como físico con un doctorado en matemáticas", Quian mostró que las "neuronas conceptuales", capaces de reconocer conceptos contenidos en fotos, palabras o sonidos, son exclusivamente humanas y pueden ser la base neuronal de las capacidades cognitivas mucho más desarrolladas en nuestra especie. "Creo que están en la base de la memoria humana y nos diferencian de otras especies. Y creo que son también una de las bases de la inteligencia humana, porque esas células nos permite pensar sobre conceptos, lo que llamamos metacognición. Y nos otorgan un nivel mucho más elevado de pensamiento".
Precisamente la gran complejidad del cerebro, que nos hace diferentes a otras especies, es lo que hace que los estados de enfermedad que le afectan supongan una carga demasiado grande para las personas y sus familias. Y por esa misma razón, "el coste de la investigación sobre el cerebro es mucho mayor al de cualesquiera otras enfermedades", señalaron los expertos.
La presidenta del EBC, Suzanne Dickson, y el Dr. José Luis Lanciego, presidente del Comité Paneuropeo de la Organización Internacional para la Investigación del Cerebro (PERC-IBRO), enfatizaron la necesidad de la investigación básica, especialmente en animales, porque es crucial para avanzar en el estudio de las enfermedades del cerebro. La Dra. Dickson resaltó que en la actualidad "no existen métodos alternativos para sustituirla. Hay que informar a los políticos de esto, porque de esa investigación depende que podamos avanzar hasta un punto en el cual las enfermedades del cerebro puedan prevenirse". Y añadió la intención de EBC de publicar un artículo al respecto.
Medicina molecular de precisión
El profesor Lerma explicó que las enfermedades cerebrales que tienen un origen genético se pueden reproducir en ratones para generar un modelo de la enfermedad humana a nivel más simple. "Esto facilita el estudio de la fisiopatología de esas enfermedades y eventualmente descubrir las dianas terapéuticas que permitan modularla con fármacos. Y obviamente esto necesita muchísima investigación básica, muchísimo conocimiento de los fundamentos de cómo funciona el cerebro. Esta es una de las llamadas básicas que vamos a lanzar a lo largo de esta jornada: necesitamos conjunción de la neurociencia básica con la neurociencia clínica y con el desarrollo de fármacos".
La Dra. Mara Parellada, coordinadora del programa de "Atención médica integral de personas con trastornos del espectro del autismo" (AMITEA) incidió en la necesidad de avanzar desde la medicina tradicional -que utiliza un "gold standard" basado en ensayos clínicos de fármacos, posteriormente aplicados a la población afectada-, hacia una "medicina muchísimo más precisa e intensiva, que tenga en cuenta la variabilidad entre los pacientes de una misma patología". Y para lograrlo hace falta recurrir al análisis computacional que permite analizar una elevada cantidad de datos recogidos de muchas personas, encontrar asociaciones que no se aprecian a simple vista y, "posteriormente establecer grupos de pacientes que tengan una mayor similitud a nivel neurobiológico y testar los tratamientos más allá del diagnóstico clínico, para trastornos como los del espectro del autismo, de igual forma que ya se hace en patologías como el cáncer", señala esta experta, que adelantó datos preliminares de su investigación.
La presidenta del Consejo Español del Cerebro, Mara Dierssen, recordó que "las enfermedades cerebrales son crónicas pero el sistema sanitario está preparado para afrontar patologías agudas. Y a esto se une el hecho de que la sociedad está envejeciendo, y por tanto las enfermedades neurodegenerativas asociadas a la edad irán en aumento y se unirán a otras patologías crónicas previas, lo que aumentará la carga del sistema sanitario. La pregunta es ¿por qué no se ha hecho nada aún?".
Se estima que alrededor de mil millones de personas en todo el mundo viven con una afección neurológica y 970 millones más padecían algún problema de salud mental en 2019, siendo los trastornos de ansiedad y depresión los más frecuentes. Por tanto, "dar prioridad y apoyar el avance de la salud cerebral y la investigación sobre el cerebro debe considerarse urgente y una inversión en futuro, necesaria para la prevención de las enfermedades cerebrales y para asegurar el bienestar de todos los ciudadanos", como destacó el profesor Juan Lerma.
Para Francisco Colomer Sanmartín, de la Dirección General de Planificación de la Investigación, "el enorme reto del conocimiento del cerebro solo se puede resolver de manera global con una colaboración tanto a nivel de la Unión Europea, como a través del fortalecimiento de los lazos que tenemos con el resto del mundo. Y poniendo en marcha grandes infraestructuras de investigación de uso compartido".
La jornada "Nuestro cerebro, nuestro futuro", contó además con la presencia como ponentes del profesor Giancarlo Comi, presidente de la Fundación Europea Charcot; la Dra. Paola Zaratin, de la iniciativa PROMS (Resultados Reportados por el Paciente, por sus siglas en inglés) y Stéphanie Hoffmann-Gendebien, directora general de Amylyx Pharmaceuticals EMEA.
Clausuró la Jornada, Francisco Manuel Fajardo, Secretario Cuarto de la Mesa del Senado, que agradeció al Consejo Europeo del Cerebro haber elegido el Senado para desarrollar estas jornadas "Nuestro cerebro, nuestro futuro. El valor de la investigación cerebral en la mejora de los pacientes de Europa", que denotan como decía la profesora Dickson, "el amplio alcance, el alto nivel científico y el gran compromiso que en el marco de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea se quiere dar a la mejora de los resultados en materia de salud y la lucha contra las enfermedades más prevalentes, incluidas las mentales", concluyó.