Cada mes de noviembre, se conmemora el Mes de la Salud Masculina bajo el paraguas del movimiento Movember, cuyo objetivo, entre otros, es visibilizar la existencia de los dos tipos de cáncer más frecuentes en hombres, el cáncer de próstata y el de testículos, para conseguir en ambos un diagnóstico ...
Cada mes de noviembre, se conmemora el Mes de la Salud Masculina bajo el paraguas del movimiento Movember, cuyo objetivo, entre otros, es visibilizar la existencia de los dos tipos de cáncer más frecuentes en hombres, el cáncer de próstata y el de testículos, para conseguir en ambos un diagnóstico más precoz, así como mayores recursos en el terreno de la investigación.
Este año, más allá de la fecha puntual de esta celebración, desde Hospital Quirónsalud Barcelona e IOB, y, Instituto Oncológico Barcelona, queremos poner especial atención en el cáncer de testículo, al tratarse del cáncer más frecuente en jóvenes de entre 15 y 35 años, y sobre el cual existe todavía un gran desconocimiento. En España se estima que se diagnosticarán 1.510 casos en 2023, por lo que es crucial que los varones en esta franja de edad conozcan de su existencia y cómo realizar una detección temprana.
Tipos de cáncer de testículo y factores de riesgo
El cáncer de testículo es el tumor maligno que se desarrolla en el tejido testicular. En realidad, existen varios tipos de cáncer de testículo, ya que en el interior del testículo existen tipos de células diferentes, pudiendo originarse en cada tipo de ellas un cáncer de características distintas entre sí. Esto es significativo, ya que puede tener implicaciones desde el punto de vista del tratamiento y del pronóstico.
En torno al 90 o 95% de estos tumores provienen de las llamadas células germinales, que se pueden encontrar en un testículo o en ambos. Existen dos variantes: seminoma, que aparece entre los 30 y los 35 años, y no seminoma, que suele afectar en edades más tempranas, de 15 a 25 años.
En cuanto a los factores de riesgo que afectan a su desarrollo, son, en palabras del Dr. Javier García del Muro, responsable de la Unidad de Cáncer Genitourinario de IOB, Instituto Oncológico de Hospital Quirónsalud Barcelona, "los factores predisponentes conocidos son tres: criptorquidismo (testículo no descendido), historia familiar de cáncer testicular o presencia de tumor testicular contralateral".
Su tratamiento ha tenido avances importantes en los últimos años, lo que ha propiciado que el cáncer de testículo sea el tumor maligno sólido con mayores posibilidades de curación.
Los signos de alerta: aumento del testículo y aparición de zonas irregulares duras
Más del 80% de los cánceres de testículo se manifiestan con un aumento del tamaño del testículo totalmente indoloro. A menudo, por vergüenza y temor, muchos varones retrasan el momento de acudir al médico y esperan a que sea una situación pasajera. Y es aquí cuando puede agravarse la situación. Porque, si bien se trata de un cáncer con una tasa de curación muy alta, por encima del 90% incluso en fases metastásicas, también es cierto que es un cáncer de evolución muy rápida, por lo cual la detección temprana es crucial.
La buena noticia, a diferencia de otros tipos de cáncer (como el de pulmón), es que dicha detección depende en gran parte de una correcta autoexploración. En palabras del Dr. Javier García del Muro, de IOB, "es recomendable realizar una autoexploración periódica para detectar cualquier posible zona irregular, más dura, o bien algún abultamiento, hinchazón o agrandamiento del testículo. En el caso de que esto suceda, no hay que infravalorarlo y debe acudirse al urólogo lo antes posible para realizar un correcto diagnóstico". De hecho, cometer un diagnóstico de sospecha es muy sencillo, ya que en la mayoría de los casos solo requerirá realizar una ecografía testicular.
En relación con la autoexploración, es importante destacar que el abultamiento en el testículo o la detección de una zona irregular cursa en la mayoría de los casos sin dolor, por lo que no hay que esperar a que duela para acudir al especialista.
Tratamientos: cirugía testicular, radiocirugía y quimioterapia
El cáncer de testículo es el tumor sólido con una mayor tasa de curación, superior al 90%, también en fases metastásicas. Por ello es tan importante dar a conocer su existencia e incidir en la importancia de la autoexploración.
Los tratamientos dependerán del estadio y el tipo de células que forman el tumor, pero habitualmente requerirá cirugía y quimioterapia y/o radioterapia.
A diferencia de lo que sucede con otros tipos de cáncer, en los que antes se realiza una biopsia del tumor, el tratamiento del cáncer testicular comienza con la extirpación del testículo lo antes posible (orquiectomía). En esta intervención se extrae el testículo completo, junto con el tumor y el cordón espermático, ya que este contiene parte de los conductos deferentes y vasos sanguíneos, que pueden actuar como vía de propagación del tumor. En aquellos casos en los que la detección se da en una fase muy incipiente, será suficiente con esta intervención.
Sin embargo, alrededor de un tercio de los pacientes poseen metástasis en el momento del diagnóstico o las desarrollarán en los dos años posteriores. En estos casos, el tratamiento requerirá quimioterapia, que es altamente efectiva frente a esta enfermedad. "Una vez terminado el tratamiento de quimioterapia, las posibilidades de que el cáncer ya esté curado son muy altas. Solo en el 10-15% de pacientes en los dos primeros años puede reaparecer", apunta el Dr. Javier García del Muro. A pesar de ser un porcentaje de recaída muy bajo, en comparación con otros tipos de cáncer, los controles que se llevarán son igualmente exhaustivos, incluyendo análisis de sangre para detección de marcadores tumorales, así como realización de pruebas TAC cuando así lo prescriba el especialista.