Hay evidencia científica suficiente para constatar que un elevado número de horas frente a una pantalla afecta al sueño. A ello se suma el resultado de una nueva investigación, publicado en el ´Journal of Adolescent Health´, según la cual la participación interactiva, especialmente en los adolescentes, retrasa y reduce el ...
Hay evidencia científica suficiente para constatar que un elevado número de horas frente a una pantalla afecta al sueño. A ello se suma el resultado de una nueva investigación, publicado en el ´Journal of Adolescent Health´, según la cual la participación interactiva, especialmente en los adolescentes, retrasa y reduce el tiempo que se está dormido en mayor medida que el que se pasa frente a una pantalla.
El equipo investigador evaluó las actividades diurnas basadas en pantallas de 475 adolescentes mediante encuestas diarias durante tres o más días. Averiguaron cuántas horas habían pasado ese día comunicándose con amigos por correo electrónico, mensajería instantánea, mensajes de texto por teléfono o a través de redes sociales. También analizaron cuántas horas pasaban jugando videojuegos, navegando por Internet y viendo televisión o vídeos. Finalmente, indagaron si los adolescentes habían participado en alguna de estas actividades en la hora previa a acostarse. Para su estudio, los autores utilizaron acelerómetros para medir la duración del sueño de los adolescentes durante una semana.
Los resultaron indicaron que los adolescentes pasaban un promedio de dos horas al día comunicándose con amigos a través de correo electrónico, mensajería instantánea, mensajes de texto por teléfono o redes sociales. Dedicaron menos de tiempo (alrededor de 1,3 horas por día) a los videojuegos, menos de una hora por día navegando por Internet y alrededor de 1,7 horas por día viendo televisión o vídeos. Una hora antes de acostarse, los niños se comunicaban o jugaban videojuegos a través de un teléfono, ordenador o tablet el 77% del tiempo y veían la televisión o películas el 69% del tiempo.
Más tiempo para conciliar el sueño
En resumen, los adolescentes de 15 años que usaban pantallas para comunicarse con amigos o jugar videojuegos una hora antes de acostarse tardaron 30 minutos más en conciliar el sueño que si se había abstenido de pasar tiempo frente a una pantalla interactiva. Pero no fue sólo el tiempo frente a una pantalla interactiva antes de acostarse lo que afectó el sueño de los niños, afirmaron los investigadores. Por cada hora del día que los niños pasaban jugando videojuegos más allá de lo habitual, su sueño se retrasaba unos 10 minutos.
"Si los adolescentes normalmente juegan videojuegos durante una hora cada día, pero un día sale un nuevo juego y juegan durante cuatro horas, eso son tres horas adicionales más de lo que normalmente juegan", indicó David Reichenberger, académico postdoctoral en Penn State y director autor del estudio. "Ello significa -añadió- que podrían tener 15 minutos de retraso en el horario de sueño esa noche. Para un niño, perder 15 minutos de sueño por la noche es importante. Es especialmente difícil cuando tienen que levantarse por la mañana para ir a la escuela; Si retrasan su sueño, no podrán recuperarlo por la mañana. Sin un sueño adecuado, los niños corren un mayor riesgo de obesidad, así como de problemas cognitivos, de regulación de las emociones y de salud mental".
Por el contrario, el equipo no encontró asociaciones significativas entre las actividades pasivas basadas en pantallas y el sueño posterior, como navegar por Internet y mirar televisión, vídeos y películas.