Una clase de fármacos antihipertensivos propicia la aparición de Parkinson
El uso de bloqueadores no selectivos de los receptores beta-adrenérgicos incrementa el riesgo relativo hasta un 64%, excepto en un subgrupo de pacientes.
Científicos chinos han llevado a cabo un voluminoso estudio cuyos resultados demuestran una asociación entre la enfermedad de Parkinson y el uso previo de beta-bloqueantes que actúan de manera inespecífica sobre múltiples receptores adrenérgicos. En el metanálisis de 12 estudios con más de 12 millones de participantes el incremento de ...
Científicos chinos han llevado a cabo un voluminoso estudio cuyos resultados demuestran una asociación entre la enfermedad de Parkinson y el uso previo de beta-bloqueantes que actúan de manera inespecífica sobre múltiples receptores adrenérgicos. En el metanálisis de 12 estudios con más de 12 millones de participantes el incremento de riesgo relativo fue del 64%, mientras que en una cohorte independiente con más de 100.000 participantes el aumento del 47%, en comparación con los que nunca habían usado esta clase de fármacos. En contraste, los pacientes con elevada expresión del gen del receptor beta-2-adrenérgico, presentaron una reducción de riesgo del 15%.
Así lo afirma Yao Lu, investigador del King´s College London y co-director del estudio, quien prosigue indicando que aunque la asociación entre hipertensión y Parkinson ya era conocida, los análisis epidemiológicos previos sobre el impacto de los antihipertensivos en esta enfermedad han arrojado resultados inconsistentes. Una proporción de la evidencia que apunta a este vínculo procede de estudios preclínicos, algunos de los cuales han demostrado que los beta-bloqueantes aumentan la expresión de la alfa-sinucleína en células humanas, proteína clave en la histopatología del Parkinson. Dado el extensivo uso de las medicaciones antihipertensivas a nivel globa, es necesario determinar cuál es el nivel de riesgo en pacientes del mundo real, señala Lu. Los hallazgos obtenidos en las dos cohortes examinadas pudieron ser confirmados en el análisis adicional de los datos de más de 180.000 pacientes, contenidos en un sistema informático de reporte de efectos adversos gestionado por la FDA. Los autores proponen medidas preventivas, basadas en cambios en el estilo de vida, a fin de evitar en lo posible el uso de estas medicaciones.
