El abuso físico, sexual o emocional, o la negligencia, ya sea solo o combinado con otros tipos de trauma infantil, aumenta el riesgo de dolor crónico y discapacidad relacionada en la edad adulta, según una nueva investigación. Estos nuevos hallazgos subrayan la urgencia de abordar las experiencias adversas en la infancia ...
El abuso físico, sexual o emocional, o la negligencia, ya sea solo o combinado con otros tipos de trauma infantil, aumenta el riesgo de dolor crónico y discapacidad relacionada en la edad adulta, según una nueva investigación.
Estos nuevos hallazgos subrayan la urgencia de abordar las experiencias adversas en la infancia (EAI) --acontecimientos potencialmente traumáticos que ocurren antes de los 18 años de edad-- y tomar medidas para mitigar su impacto a largo plazo en la salud de las personas.
El estudio examina investigaciones realizadas a lo largo de 75 años, en las que participaron 826.452 adultos. Publicado en el ´European Journal of Psychotraumatology´, revela que las personas que han estado expuestas a diversas formas de acontecimientos traumáticos en la infancia corren un mayor riesgo de padecer dolor crónico y discapacidad relacionada con el dolor en la edad adulta, en particular quienes han sufrido maltrato físico. El impacto acumulativo de la exposición a múltiples EAI agrava aún más este riesgo.
"Estos resultados son muy preocupantes, sobre todo teniendo en cuenta que más de mil millones de niños (la mitad de la población infantil mundial) están expuestos a EAI cada año, lo que les expone a un mayor riesgo de padecer dolor crónico y discapacidad más adelante en la vida", afirma el autor principal, el doctor André Bussières, de la Facultad de Fisioterapia y Terapia Ocupacional de la Universidad McGill (Canadá).
"Hay una necesidad urgente de desarrollar intervenciones específicas y sistemas de apoyo para romper el ciclo de la adversidad y mejorar los resultados de salud a largo plazo de las personas que han estado expuestas a traumas infantiles", añade.
Las EAI pueden afectar a un niño o adolescente directamente a través del abuso físico, sexual o emocional, o la negligencia, o indirectamente a través de la exposición a factores ambientales como la violencia doméstica, la convivencia con el abuso de sustancias o la pérdida de los padres.
El dolor crónico es una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo. Afecciones dolorosas de larga duración, como lumbalgia, artritis, cefalea y migraña, pueden afectar al funcionamiento diario de una persona hasta el punto de impedirle trabajar, comer adecuadamente o participar en actividades físicas.
Investigaciones anteriores han indicado una relación positiva entre la exposición a las EAI y el dolor crónico en la edad adulta. Sin embargo, sigue habiendo lagunas en los conocimientos, sobre todo en lo que se refiere a qué tipo de EAI se asocian con afecciones específicas relacionadas con el dolor, o si existe una relación dosis-respuesta.
Para ayudar a abordar estas lagunas, los autores llevaron a cabo una revisión sistemática que incluyó 85 estudios. De ellos, los resultados de 57 estudios pudieron agruparse en metaanálisis.
Descubrieron que los individuos expuestos a una EAI directa, ya sea abuso físico, sexual o emocional, o negligencia, tenían un 45% más de probabilidades de declarar dolor crónico en la edad adulta en comparación con los no expuestos.
Además, el maltrato físico en la infancia se asoció a una mayor probabilidad de declarar tanto dolor crónico como discapacidad relacionada con el dolor.
Las probabilidades de declarar dolor crónico o discapacidad relacionada con el dolor en la edad adulta aumentaban con la exposición a cualquier EAI directa, ya fuera solo o combinado con EAI indirectas.
El riesgo de declarar dolor crónico en la edad adulta aumentó significativamente desde la exposición a una EAI hasta cuatro o más EAI.
"Estos resultados subrayan la urgencia de abordar las EAI, sobre todo a la luz de su prevalencia y repercusiones en la salud", afirma el autor principal, el profesor Jan Hartvigsen, de la Universidad del Sur de Dinamarca.
"Una comprensión más matizada de la relación precisa entre las EAI y el dolor crónico facultará a los profesionales sanitarios y a los responsables políticos para diseñar estrategias específicas que ayuden a disminuir el impacto a largo plazo de las adversidades de la vida temprana en la salud adulta", añade.
Los autores proponen que la investigación futura profundice en los mecanismos biológicos a través de los cuales las EAI afectan a la salud a lo largo de la vida, con el objetivo de profundizar en su comprensión y desarrollar formas de mitigar su impacto.