El tabaquismo es una de las principales causas evitables de enfermedad y muerte en todo el mundo. Aunque el consumo mundial de tabaco está disminuyendo en los últimos años, datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), constatan que alrededor del 20 por ciento de las personas mayores de 15 años todavía son fumadores.

A pesar de la existencia de múltiples formas avaladas para abandonar el consumo de tabaco, muchas personas no logran deshacerse del hábito. Al respecto, investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Innsbruck (Austria) han podido comprobar que caminatas cortas y rápidas reducen la presión a la hora de dejar de fumar y, consecuentemente, contribuyen al abandono del hábito tabáquico, al tiempo que mejoran el bienestar emocional.

Para la realización del estudio, publicado en la revista ´Psychopharmacology´, se llevaron a cabo tres intervenciones diferentes con 16 fumadores, cada uno de los cuales estuvo sin fumar durante la noche. En orden aleatorio, los participantes realizaron una caminata rápida de diez minutos al aire libre, la unidad de ejercicio correspondiente en una cinta de correr cubierta o permanecieron sentados durante diez minutos. Antes, durante y después de las respectivas intervenciones, se preguntó a los participantes sobre los antojos, los síntomas de abstinencia y el estado de ánimo mediante instrumentos validados.

Bienestar emocional

Entre los resultados más significativos del trabajo cabe destacar que el ansia disminuyó tanto en el grupo de interior como de exterior durante toda la sesión de ejercicio, mientras que permaneció sin cambios en el grupo de control. Lo mismo se aplica a los síntomas de abstinencia y al bienestar general. Después de diez minutos, el antojo era ligeramente menor en el grupo al aire libre que en el grupo en el interior.

Otra diferencia,entre las sesiones de ejercicio en interiores y exteriores fue el tiempo transcurrido hasta el consumo del siguiente cigarrillo, de 17 minutos para el grupo de interior y 26 minutos para el grupo de exterior.

"Hay varios estudios sobre el efecto de las sesiones de ejercicio en interiores en fumadores temporalmente abstinentes, sin embargo, el nuestro es el primero que incluye actividades al aire libre", según expuso la primera autora, Stefanie Schöttl, estudiante de doctorado en el Departamento de Ciencias del Deporte de la Universidad de Innsbruck.

A partir de aquí, "la principal prioridad para los científicos es que las unidades para caminar sean fáciles de incorporar a la vida cotidiana. Las intervenciones deben definirse de tal manera que puedan integrarse 1:1 en programas para dejar de fumar", concluyó la prof. Kopp.