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La vacuna de la tuberculosis incrementa la inmunidad innata en personas con células inmunitarias inactivas

La inducción de inmunidad entrenada de la vacuna de la tuberculosis era más eficaz en individuos con inmunidad innata latente.

10/01/2024

Un consorcio de investigadores internacionales ha descubierto que la inducción de inmunidad entrenada de la vacuna de la tuberculosis era más eficaz en individuos con inmunidad innata latente, lo que se refleja en un estado celular epigenético característico que predice la respuesta a la vacuna. El estudio ha sido realizado por ...

Un consorcio de investigadores internacionales ha descubierto que la inducción de inmunidad entrenada de la vacuna de la tuberculosis era más eficaz en individuos con inmunidad innata latente, lo que se refleja en un estado celular epigenético característico que predice la respuesta a la vacuna.

El estudio ha sido realizado por un equipo dirigido por Mihai Netea del Centro Médico de la Universidad de Radboud, Países Bajos, y Christoph Bock del CeMM y Universidad Médica de Viena, Austria, quien han vacunado a 323 voluntarios sanos con BCG, la vacuna de la tuberculosis, y analizó los efectos sobre el sistema inmunológico.

Cabe tener en cuenta que algunas vacunas no sólo enseñan al sistema inmunológico adaptativo sobre un patógeno específico, sino que también aumentan la vigilancia general de las células inmunes innatas de nuestro cuerpo. Este trabajo ha demostrado que la vacuna BCG, que enseña al sistema inmunológico adaptativo a combatir la bacteria de la tuberculosis, reduce la mortalidad infantil independientemente de su protección contra la tuberculosis.

Esta observación puede explicarse por el concepto de ´inmunidad entrenada´. Es decir, la idea de que las células inmunes innatas pueden cambiar entre estados latentes y vigilantes, y son más efectivas para combatir infecciones cuando están en su estado vigilante.

La hipótesis es que inducir inmunidad entrenada mediante medicamentos o vacunas podría conferir protección en momentos de alto riesgo de infección, por ejemplo, después de una cirugía mayor o durante futuras pandemias antes de que estén disponibles vacunas adaptadas. Sin embargo, la inmunidad entrenada varía mucho entre individuos y no se comprende bien quién puede beneficiarse de inducir inmunidad entrenada.

Por ello, en este trabajo, los investigadores analizaron 213 individuos como respondedores de inmunidad entrenados y 78 como no respondedores, en función de si su producción de mediadores inflamatorios había aumentado o no el día 90 después de la vacunación con BCG, en un momento en el que la respuesta aguda ha disminuido, pero se espera que persista la inmunidad entrenada. Así, se observó que los respondedores capacitados en inmunidad produjeron menos mediadores antes de la vacunación y comenzaron con más células inmunes innatas inactivas que los que no respondieron.

En otras palabras, los que no respondieron ya tenían la mayor vigilancia inmune que la vacuna BCG indujo en los que respondieron. Tanto los factores genéticos como los ambientales contribuyeron a esta variabilidad, pero las diferencias más interesantes se observaron en los estados epigenéticos de las células inmunes.

Los estados celulares epigenéticos, implementados a través de cambios en la accesibilidad a la cromatina que hacen que los genes sean más fáciles o más difíciles de activar, reflejan la plasticidad reguladora de una célula y su capacidad para responder rápidamente a los cambios en su entorno, lo que las convierte en fuertes candidatas para regular la inmunidad entrenada.

El estudio también aclara una asociación observada previamente entre el desarrollo de cicatrices en el lugar de la vacunación BCG en la piel y una menor mortalidad infantil. Anteriormente, la formación de cicatrices en el lugar de la inyección de la vacuna se interpretaba como un signo de una fuerte respuesta inmune a la vacuna. Sin embargo, los análisis del equipo ofrecen una explicación alternativa: parece ser que la formación de cicatrices refleja una fuerte inmunidad antes de la vacunación, y estos individuos pueden estar mejor protegidos contra infecciones independientemente de la vacuna BCG.

Estos resultados no sólo proporcionan nuevos conocimientos sobre la biología inmune y el papel de la epigenética, sino que también guían el desarrollo de futuras terapias. "Podemos imaginar una nueva clase de fármacos que despierten deliberadamente un sistema inmunológico inactivo", afirma Netea.

"Las personas mayores podrían recibir un refuerzo de su sistema inmunológico antes de una estancia hospitalaria planificada, y tal vez sea posible reactivar el sistema inmunológico debilitado en pacientes con cáncer. Varias empresas farmacéuticas ya están buscando formas de inducir inmunidad entrenada sin tener que depender de la vacuna BCG", concluye.

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