Una nueva investigación del Centro Médico de la Universidad de Rush (Estados Unidos) ha sugerido que la incontinencia urinaria podría convertirse en un problema de salud mayor ya que se asocia con mayores probabilidades de discapacidad. "A menudo los síntomas de la incontinencia urinaria se ignoran hasta que se vuelven molestos ...
Una nueva investigación del Centro Médico de la Universidad de Rush (Estados Unidos) ha sugerido que la incontinencia urinaria podría convertirse en un problema de salud mayor ya que se asocia con mayores probabilidades de discapacidad.
"A menudo los síntomas de la incontinencia urinaria se ignoran hasta que se vuelven molestos o limitan las actividades físicas o sociales. Debido a que este estudio sugiere que la incontinencia urinaria está asociada con la discapacidad, explorar opciones de tratamiento en las primeras etapas puede ayudar a disminuir este resultado en las mujeres de mediana edad", señala la presidenta del Departamento de Medicina Física y Rehabilitación de RUSH, Sheila Dugan.
La incontinencia urinaria afecta a muchas mujeres en algún momento de su vida y algunas mujeres pierden orina cuando estornudan o tosen, lo que se denomina incontinencia de esfuerzo. "Cuando estornudas o toses, hay una presión mecánica desde tu abdomen que sobrepasa el esfínter y provocas fugas", explica.
Otras sufren de incontinencia urgente, que es una necesidad abrumadora de orinar, como cuando se acercan al baño. Las mujeres que experimentan ambos tienen lo que se llama incontinencia urinaria mixta, apunta Dugan.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores consideraron la cantidad y frecuencia de la incontinencia y si el participante del estudio tenía incontinencia de esfuerzo, incontinencia de urgencia o ambas. Luego, los investigadores midieron la discapacidad mediante la escala de evaluación de la discapacidad de la Organización Mundial de la Salud como resultado de interés.
"Encontramos que la incontinencia mixta era la que tenía mayor correlación con la discapacidad, junto con la incontinencia diaria y mayores cantidades de incontinencia", afirma Dugan.
Dugan ayudó a crear el Programa de Salud Abdominal y Pélvica de RUSH, que trata varios tipos de afecciones, incluida la incontinencia urinaria. Cada paciente es examinado para determinar las causas y las opciones de tratamiento. Por ejemplo, se evalúan los músculos para descubrir si las bandas apretadas en los músculos están causando incontinencia o si los culpables son los músculos débiles.
"En un caso de músculos tensos, una mujer puede intentar tensarlos aún más con más ejercicio, sin saber que eso puede empeorar la incontinencia", apunta Dugan. "Los músculos del suelo pélvico sostienen los órganos pélvicos y los problemas de órganos pueden provocar problemas musculares o viceversa. Una paciente puede tener incontinencia por artritis de cadera, otra por un parto difícil o puede ser causada por un tratamiento contra el cáncer, por ejemplo, radiación en la zona pélvica", detalla.
Los datos utilizados procedían de un ensayo clínico más amplio llamado SWAN (el estudio de mujeres en todo el país) que incluyó a más de 1.800 participantes. SWAN se inició en 1994 con siete sitios en Estados Unidos para identificar los cambios que ocurren durante la transición a la menopausia en mujeres de mediana edad y sus efectos en la salud posterior y el riesgo de enfermedades relacionadas con la edad.
No obstante, el investigador señala que "se necesitan más estudios para mostrar qué causa esta asociación, centrándose en la prevención".