La patología obstructiva es una de las dolencias más frecuentes que afectan a las glándulas salivales y puede producirse por diferentes motivos, aunque los más comunes son los cálculos y las estenosis. El tratamiento habitual consiste en la extirpación quirúrgica de la glándula afectada, aunque el Dr. Jorge De Abajo, ...
La patología obstructiva es una de las dolencias más frecuentes que afectan a las glándulas salivales y puede producirse por diferentes motivos, aunque los más comunes son los cálculos y las estenosis. El tratamiento habitual consiste en la extirpación quirúrgica de la glándula afectada, aunque el Dr. Jorge De Abajo, especialista del Departamento de Otorrinolaringología de la Clínica Universidad de Navarra, lleva tiempo apostando por una cirugía mínimamente invasiva enfocada a la reparación de la causa de la obstrucción. Dichas técnicas restauran el funcionamiento normal de la glándula y evitan la extirpación quirúrgica radical y las posibles complicaciones derivadas, en la mayoría de los casos.
"Generalmente, el problema en estas patologías consiste en la obstrucción del conducto excretor de la glándula, que dificulta la expulsión de la saliva. Por eso, el objetivo del abordaje quirúrgico oportuno es restituir el drenaje sin extirpar un órgano que funciona correctamente. Mediante técnicas de endoscopia podemos explorar el conducto, identificar la causa y, en el mismo procedimiento, tratar la obstrucción", señala el Dr. Jorge De Abajo.
La falta de información sobre esta patología entre la población hace que la implantación de las técnicas mínimamente invasivas no esté muy extendida, por lo que muchos pacientes desconocen las alternativas a la extirpación. Como destaca el Dr. De Abajo, "la cirugía convencional asume un concepto erróneo, porque para solucionar un problema extirpa un órgano sano y, consecuentemente, dejan una cicatriz en la piel de la zona intervenida y un déficit de volumen relacionado con la glándula extirpada. Además, puede conllevar secuelas en la simetría y movilidad facial".
Las dos principales técnicas mínimamente invasivas, indica el Dr. De Abajo, son la sialoendoscopia y los abordajes combinados por vía trans-oral, que permiten la exploración del conducto excretor y la resolución de la obstrucción mediante la extracción de cálculos, la dilatación de estenosis o el lavado de detritus y tapones mucosos.
También pueden aparecer tumores benignos de la glándula parótida, que requieren extirpación quirúrgica ante su tendencia al crecimiento y el riesgo de malignización. Sin embargo, es importante tener en cuenta su proximidad al nervio facial. La técnica tradicional consiste en realizar una parotidectomía superficial disecando todas las ramas del nervio facial, lo cual aumenta las posibilidades de dañar el nervio y producir una asimetría facial. "La técnica de disección extracapsular es la que utilizamos en la Clínica Universidad de Navarra. Además de limitar la intervención a la zona peritumoral, preserva la mayor parte del volumen glandular y minimiza la disección del nervio facial", apunta el especialista.
Síndrome del almuerzo y calidad de vida
Una de las consecuencias más frecuentas de estas patologías obstructivas que afectan a las glándulas salivales es el denominado síndrome del almuerzo, que se caracteriza por un aumento del volumen de la glándula y genera molestias locales de forma recurrente que afectan a la calidad de vida del paciente.
Este fenómeno se produce al incrementar la producción de saliva hasta el punto de que la glándula no es capaz de drenarla hacia la boca. La saliva acumulada puede acarrear complicaciones asociadas en forma de infección, produciéndose entonces una sialoadenitis aguda, que se manifiesta como enrojecimiento, calor y dolor de la zona, fiebre, formación de abscesos y mal sabor de boca.