Un trabajo realizado por investigadores de UC Davis Health (Estados Unidos) concluye que la exposición a retardantes de llama de ésteres organofosforados durante el embarazo se asociaba con el parto prematuro. Las sustancias químicas también se vincularon con un mayor peso al nacer, una preocupación por un mayor riesgo de ...
Un trabajo realizado por investigadores de UC Davis Health (Estados Unidos) concluye que la exposición a retardantes de llama de ésteres organofosforados durante el embarazo se asociaba con el parto prematuro. Las sustancias químicas también se vincularon con un mayor peso al nacer, una preocupación por un mayor riesgo de obesidad.
En concreto, la importancia de este estudio radica en desentrañar el impacto potencial de la exposición a sustancias químicas ambientales durante el embarazo en el desarrollo fetal. Estos hallazgos guían la comprensión de cómo estos químicos pueden estar sembrando silenciosamente desafíos duraderos para la salud de la próxima generación.
Cabe contextualizar que a mediados de la década de 2000, una clase de productos químicos, los retardantes de llama de éter de difenilo polibromado, fueron gradualmente eliminados de su uso debido a preocupaciones sobre su toxicidad potencial.
Sin embargo, los ésteres organofosforados u OPE fueron ocupando gradualmente su lugar. Ahora se utilizan ampliamente en espumas que se encuentran en muebles, productos para bebés, productos electrónicos, textiles y materiales de construcción para prevenir incendios y hacer que los plásticos sean más flexibles. Debido a su estructura química, los OPE se degradan lentamente y pasan a formar parte del polvo. Las personas están expuestas a los OPE a través de la piel o cuando ingieren o inhalan polvo interior.
Así, en este trabajo en publicado en ´Environmental Health Perspectives´, investigadores de múltiples instituciones, incluida UC Davis, realizaron el estudio. Incluyó 6.646 parejas de madres e hijos de 16 cohortes en todo Estados Unidos del estudio Influencias ambientales en los resultados de salud infantil (ECHO). Los participantes procedían de diversas regiones y tenían diversos orígenes.
Los investigadores midieron nueve biomarcadores de OPE en muestras de orina de personas embarazadas recolectadas entre 2007 y 2020, y la mayoría de las muestras se obtuvieron durante el segundo y tercer trimestre. Evaluaron los resultados del nacimiento, incluida la edad gestacional al nacer y el peso al nacer, principalmente utilizando registros médicos o informes de los padres.
De esta forma, los investigadores encontraron que tres de los nueve OPE se asociaron con mayores riesgos de parto prematuro (antes de las 37 semanas de embarazo), especialmente entre las recién nacidas. Estos incluyeron: fosfato de dibutilo, fosfato de diisobutilo, fosfato de bis(butoxietilo).
Así, los investigadores observaron que los OPE pueden afectar los niveles de hormona tiroidea y causar inflamación y estrés oxidativo, lo que podría influir en los nacimientos prematuros. Los OPE también son disruptores endocrinos, por lo que pueden contribuir al desarrollo placentario anormal y el impacto puede variar según el sexo del feto.
De esta forma, se concluye que debido a que los OPE provienen de materiales de construcción, textiles, productos electrónicos y otros productos, los consumidores deberían elegir productos que no contengan OPE.