Hay suficiente evidencia científica de que las mujeres son más sensibles al dolor que los hombres, sin embargo, las regiones y funciones del cerebro detrás de las diferencias de género en la percepción del mismo siguen siendo en gran medida un misterio. Y en la edad adulta avanzada, cuando el ...
Hay suficiente evidencia científica de que las mujeres son más sensibles al dolor que los hombres, sin embargo, las regiones y funciones del cerebro detrás de las diferencias de género en la percepción del mismo siguen siendo en gran medida un misterio. Y en la edad adulta avanzada, cuando el riesgo de dolor crónico es mayor y nuestra tolerancia al dolor disminuye, se sabe aún menos sobre el papel del cerebro en la percepción del dolor.
Ahora, un nuevo estudio sugiere que el sistema cerebral que permite inhibir el dolor que se experimenta cambia con la edad, y que las diferencias de género en esos cambios pueden llevar a que las mujeres sean más sensibles al dolor moderado que los hombres en la edad adulta.
Los resultados sugirieron que las diferencias de género establecidas en la percepción del dolor probablemente podrían atribuirse, al menos en parte, a la red cerebral, y ofrecieron nueva evidencia de que esas diferencias de género pueden volverse más dispares con la edad.
Diferentes regiones cerebrales involucradas
"La parte más novedosa de este estudio es analizar el género por edad", según Michelle Failla, profesora asistente en la Facultad de Enfermería de la Universidad Estatal de Ohio y autora principal del estudio, publicado en ´The Journal of Pain´. "Hay diferentes regiones cerebrales involucradas en esas distinciones entre la percepción de la intensidad del dolor y lo desagradable, por lo que pensamos que era importante observar ambas y ver cómo esas regiones del cerebro se reclutan durante el dolor", agregó.
Los investigadores utilizaron exploraciones por resonancia magnética funcional para examinar las respuestas cerebrales en hombres y mujeres que habían calificado la intensidad y lo desagradable del dolor durante la exposición a niveles crecientes de calor.
La muestra del estudio incluyó a 27 mujeres y 32 hombres de entre 30 y 86 años a quienes se les pidió que informaran cuándo el calor aplicado alcanzaba niveles de dolor apenas perceptible, débil y moderado y que calificaran qué tan desagradable se sentía cada nivel. Los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional para observar la actividad del DPMS que correspondía con la respuesta individual al dolor de cada participante.
Los resultados mostraron que algunas regiones dentro del sistema modulador del dolor del cerebro indicaban una diferencia de género por edad: en el nivel de dolor moderado, los hombres mostraron una mayor respuesta DPMS a medida que envejecían, mientras que a medida que las mujeres envejecían, la respuesta DPMS disminuía. Se supone que una respuesta disminuida en el cerebro se traduce en una menor capacidad para aprovechar nuestras propias funciones fisiológicas para reducir nuestro dolor.
"Cuanto más puedan aprender los científicos sobre el papel del cerebro en la percepción del dolor, mayores serán las posibilidades de un manejo más eficaz del dolor", concluyó la prof. Failla.