La exposición prolongada o extrema a altos volúmenes de ruido puede provocar problemas de salud a largo plazo, según se desprende de un estudio realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan (EEUU). Especialmente en niños, puede afectar su sueño, su aprendizaje académico, su desarrollo del lenguaje, sus niveles de estrés e incluso su presión arterial, pero en niveles extremos, la exposición al ruido puede provocar una pérdida auditiva irreversible junto con otras consecuencias negativas para su salud.

Debido a que el tema de la exposición al ruido y el uso de dispositivos de audio entre los niños es relativamente nuevo, los efectos de dicho uso sobre la audición y la pérdida auditiva no se han documentado completamente, de ahí la necesidad de estudios de este tipo. "En los últimos años nos ha preocupado sobre todo el uso excesivo de los dispositivos de audio por parte de los adolescentes. Pero los auriculares se han vuelto cada vez más populares y prevalentes entre los niños más pequeños, exponiéndolos a ruidos más intensos de forma regular", indicó, al respecto Susan Woolford, pediatra de Mott y codirectora del estudio. "Históricamente, los riesgos de exposición al ruido para los niños pequeños han involucrado eventos singulares ruidosos como conciertos o fuegos artificiales, pero el daño potencial del uso excesivo de dispositivos de escucha puede ser subestimado y resultar difícil saber si la exposición de sus hijos al ruido es perjudicial".

En este estudio se destaca la alta prevalencia del uso de dispositivos de audio, como auriculares, entre los niños en edad escolar cada vez más extendido a edades más tempranas. "Los niños pequeños son más vulnerables a posibles daños por exposición al ruido porque sus sistemas auditivos aún se están desarrollando. Sus canales auditivos también son más pequeños que los de los adultos, lo que intensifica los niveles de sonido percibidos. Diminutas células ciliadas dentro del oído interno captan ondas sonoras para ayudarle a oír. Cuando estos se dañan o mueren, la pérdida auditiva es irreversible", advirtió Woolford.

Signos de alerta

El riesgo de sufrir daños auditivos está relacionado tanto con el volumen como con la duración de la exposición al ruido. Los ruidos fuertes por encima de los 120 decibelios (como el despegue de un avión de pasajeros) pueden causar daños inmediatos. Durante un período prolongado, el ruido superior a 70 decibelios (como el de una cortadora de césped, un secador de pelo o un dispositivo de audio a todo volumen) puede comenzar a dañar la audición.

Los primeros signos de pérdida auditiva pueden incluir pedir repetición, escuchar zumbidos con frecuencia, hablar en voz alta con personas cercanas, retraso en el habla o falta de reacción ante ruidos fuertes.

Dado que puede resultar difícil para los padres estimar el nivel de decibelios del dispositivo de audio de su hijo, una estrategia útil es hablar con voz normal desde una distancia corta; Si el niño no puede oír, entonces el volumen está demasiado alto.

Asimismo, los padres cuyos hijos usan audífonos durante más de dos horas al día también son menos propensos a establecer límites de tiempo o volumen, en comparación con los padres que reportan un menor uso de audífonos por parte de sus hijos.

El personal sanitario también puede ayudar ofreciendo al niño una explicación sencilla sobre la pérdida auditiva, para ayudarlo a comprender la importancia de limitar el uso de dispositivos de audio.