¿Cuántos años de vida ganaríamos si mejoráramos nuestros hábitos de vida? A esta pregunta han querido responder desde la Fundación MAPFRE. Y para ello han realizado un estudio, en el que han participado 3.405 participantes de toda España, quienes han contestado a una serie de preguntas acerca de sus hábitos ...
¿Cuántos años de vida ganaríamos si mejoráramos nuestros hábitos de vida? A esta pregunta han querido responder desde la Fundación MAPFRE. Y para ello han realizado un estudio, en el que han participado 3.405 participantes de toda España, quienes han contestado a una serie de preguntas acerca de sus hábitos de sueño. De este trabajo se han extraído una serie de resultados que se han recogido en el estudio `¿Cómo duermen los jóvenes? Hábitos y prevalencia de trastornos del sueño en España´, elaborado junto a la Sociedad Española de Neurología (SEN) y la Sociedad Española del Sueño (SES).
El estudio se ha centrado en los hábitos de descanso de los españoles de entre 18 y 34 años. Uno de los aspectos que se ha analizado son los hábitos de vida que influyen en el sueño. Al 14 % de las personas encuestadas, el trabajo es el factor principal por el que no duermen lo suficiente, mientras que para el 20 % el factor principal son los estudios, especialmente entre las personas entre 18 y 23 años. Un 44 % de los jóvenes duermen menos de lo que quisieran por dedicar ese tiempo a la realización de tareas domésticas. Además, un 52 % tiene un sueño fragmentado debido al cuidado de los hijos; estadística que está casi diez puntos por encima en las madres respecto a los padres.
Eva Arranz, médica de la Fundación Mapfre, ha sido la encargada de presentar este estudio, destacando que se han centrado en el sueño porque es uno de los cinco hábitos de vida que más influyen en nuestra salud, no solo por las horas de sueño sino por la calidad del mismo. "A pesar de que los jóvenes consideran en su mayoría que dormir es un hábito fundamental, un tercio de ellos no duermen las horas suficientes, que son siete en esa franja de edad", ha explicado la doctora. "Consideran, en su mayoría, que dormir es tan importante como la alimentación o el ejercicio físico. Sin embargo, más de la mitad (61 %) admite restar horas de sueño para ocio u otras actividades de interés por la falta de tiempo personal durante la jornada, y un 33 % duerme de forma insuficiente", agrega.
Junto a la doctora se encontraba Marta Rubio, investigadora principal y neuróloga del Hospital Universitario Parc Taulí de Sabadell, que ha sido la encargada de explicar de manera más detalladas los resultados de esta investigación, en la que se ha destacado la importancia de incidir en "educar para el sueño", espacialmente entre los más jóvenes.
Las pantallas, enemigas del sueño
El 83% de las personas encuestadas utilizan las pantallas antes de dormir. "Las pantallas inhiben la hormona que ayuda a generar de manera natural melatonina, incidiendo en la calidad del sueño", ha explicado la doctora Rubio.
El uso medio de dispositivos electrónicos con pantalla en la cama antes de dormirse es de 48,6 minutos de media, llegando a aumentarse en algunos casos hasta en varias horas. De hecho, en la mitad de los casos indican que tardan más de una hora en dormirse, resultando cerca de una hora de diferencia entre la hora a la que se acuestan y la que consideran que realmente están listos para dormir (sin ningún otro que hacer) y de casi una hora de uso de pantallas en la cama. Por autonomías, la Región de Murcia cuenta con más encuestados que hacen uso de pantallas por la noche, sin otras diferencias destacables en hábitos de sueño.
Por último se ha dado a conocer un decálogo para dormir mejor. Una de las principales medidas es dejar el teléfono móvil fuera de la habitación, para evitar que esos filtros de luz sean lo último que veamos antes de cerrar los ojos. No comer en exceso en la cena y que esta se produzca al menos dos o tres horas antes de acostarnos es otra de las medidas que podrían ayudarnos a dormir mejor.
El trastorno de insomnio –dificultad para iniciar, mantener el sueño o despertar antes de lo que se desearía–; el sueño insuficiente, o el síndrome de retraso de fase –alteración del ciclo de sueño-vigilia que se caracteriza por un retraso en el mismo con respecto al ciclo día/noche– serían algunos de los episodios que podrían evitar o prevenirse con una buena salud del sueño.