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Falta de consenso en la investigación médica sobre los efectos de la luz azul

Se ha identificado una falta de consenso entre los funcionarios de salud pública sobre si la la luz de longitud de onda corta de fuentes artificiales altera el ritmo circadiano, y si es así, si el ritmo circadiano alterado por esta luz se asocia con resultados adversos para la salud.

11/03/2024

Durante años, los científicos han expresado su preocupación por los posibles efectos adversos para la salud de la exposición excesiva a la luz de longitud de onda corta, que incluye la llamada "luz azul" de los teléfonos inteligentes, ordenadores portátiles y tabletas. Ahora, la Comisión Internacional sobre Protección contra la Radiación ...

Durante años, los científicos han expresado su preocupación por los posibles efectos adversos para la salud de la exposición excesiva a la luz de longitud de onda corta, que incluye la llamada "luz azul" de los teléfonos inteligentes, ordenadores portátiles y tabletas.

Ahora, la Comisión Internacional sobre Protección contra la Radiación No Ionizante (ICNIRP, por sus siglas en inglés) ha identificado una falta de consenso entre los funcionarios de salud pública sobre si la la luz de longitud de onda corta de fuentes artificiales altera el ritmo circadiano, y si es así, si el ritmo circadiano alterado por esta luz se asocia con resultados adversos para la salud.

En este sentido, la ICNIRP ha presenta una extensa declaración sobre la exposición a la la luz de longitud de onda corta en el número de abril de la revista ´Health Physics´.

El sistema neuroendocrino y los ritmos circadianos son especialmente sensibles a la la luz de longitud de onda corta, que en la declaración de la ICNIRP se define como luz en el rango de longitud de onda de 380 a 550 nanómetros.

Además, esta luz podría tener el potencial de reducir la somnolencia nocturna por un efecto de alerta, suprimir los niveles de melatonina y, en consecuencia, afectar a la calidad y la duración del sueño, lo que con el tiempo podría afectar negativamente a la salud.

Sin embargo, "las pruebas de los estudios experimentales son contradictorias", afirma el grupo de expertos de la ICNIRP, "ya que muchos estudios indican posibles efectos de la luz de longitud de onda corta sobre el estado de alerta o el sueño, mientras que muchos otros no apoyan tales efectos".

Los resultados contradictorios pueden deberse a diferencias entre los estudios en cuanto a intensidad, longitud de onda, duración y horario de la luz; diferencias en las variables de resultado; y efectos de variables moderadoras como la exposición previa a la luz y la edad y el sexo de los participantes en el estudio.

El panel señala que, aunque es difícil extraer una conclusión general, la luz azul podría reducir la somnolencia en algunos individuos, o en determinadas circunstancias, y por tanto afectar negativamente al sueño, pero tampoco están claros los posibles efectos adversos a largo plazo de la exposición a la luz de longitud de onda corta.

Un gran número de pruebas procedentes de estudios a largo plazo demuestran que el sueño insuficiente, incluido el déficit de sueño causado por la alteración del sistema circadiano, está relacionado con una serie de efectos sobre la salud, como alteraciones cognitivas, ansiedad y trastornos del estado de ánimo, y disfunción endocrina, explica el panel.

Se ha sugerido que las alteraciones circadianas, incluida la disminución de los niveles de melatonina, desempeñan un papel importante en el desarrollo de enfermedades crónicas y afecciones como el cáncer.

"Sin embargo, la mayoría de los estudios que han evaluado la alteración circadiana debida a la exposición a la luz se han realizado en trabajadores por turnos", informa el panel.

"En estos estudios, la exposición de los trabajadores por turnos a la luz durante la noche biológica se ha dado por sentada sin mediciones directas de su exposición a la luz", precisan.

Los autores añaden que a menudo se da por sentado que los trabajadores por turnos están expuestos predominantemente a la luz de longitud de onda corta, pero ningún estudio a largo plazo ha medido directamente la longitud de onda de las fuentes de luz para comprobarlo y cuantificarlo.

Por todo ello, estos expertos piden un análisis de las lagunas de datos "para delinear los tipos de estudios necesarios, los parámetros que deben abordarse y las metodologías que deben aplicarse en futuros estudios, de modo que pueda tomarse una decisión sobre la necesidad de directrices de exposición".

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