El estudio investiga la conexión entre la depresión y las ECV, arrojando luz sobre los mecanismos potenciales que contribuyen a sus diferencias basadas en el sexo y subrayando la importancia de adaptar las estrategias de prevención y manejo de las ECV según factores específicos del sexo. "La identificación de factores específicos ...
El estudio investiga la conexión entre la depresión y las ECV, arrojando luz sobre los mecanismos potenciales que contribuyen a sus diferencias basadas en el sexo y subrayando la importancia de adaptar las estrategias de prevención y manejo de las ECV según factores específicos del sexo.
"La identificación de factores específicos del sexo en los efectos adversos de la depresión en los resultados cardiovasculares puede ayudar en el desarrollo de estrategias específicas de prevención y tratamiento que aborden los riesgos específicos de ECV que enfrentan los pacientes deprimidos", relata Hidehiro Kaneko, profesor asistente en el Universidad de Tokio y autor correspondiente del estudio. "Una mejor comprensión permitirá a los proveedores de atención médica optimizar la atención tanto para hombres como para mujeres con depresión, lo que conducirá a mejores resultados de ECV para estas poblaciones".
Los investigadores de este estudio evaluaron la asociación entre la depresión y los eventos cardiovasculares posteriores mediante la realización de un estudio de cohorte observacional utilizando la base de datos de reclamaciones del JMDC entre 2005 y 2022. Identificaron a 4.125.720 participantes que cumplían con los criterios del estudio. La mediana de edad fue de 44 (36-52) años y 2.370.986 participantes eran hombres. La depresión se definió como aquella diagnosticada clínicamente antes de su chequeo médico inicial.
Utilizando protocolos estandarizados, el estudio recopiló el índice de masa corporal (IMC), la presión arterial y los valores de laboratorio en ayunas de los participantes en su chequeo de salud inicial. El resultado primario fue un criterio de valoración compuesto que incluía infarto de miocardio, angina de pecho, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca (IC) y fibrilación auricular (FA).
Los investigadores analizaron la significación estadística de las diferencias en las características clínicas entre participantes con y sin depresión. Los resultados indican que el índice de riesgo de depresión por ECV fue de 1,39 en hombres y 1,64 en mujeres en comparación con los participantes sin depresión. Los modelos también indican que los índices de riesgo de depresión por infarto de miocardio, angina de pecho, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca y fibrilación auricular fueron mayores en las mujeres que en los hombres.
Los autores del estudio destacan una discusión importante sobre los mecanismos potenciales que pueden contribuir a explicar por qué la depresión afecta la salud cardíaca de las mujeres más que la de los hombres. Una explicación es que las mujeres pueden experimentar síntomas de depresión más graves y persistentes en comparación con los hombres, y pueden tener más probabilidades de sufrir depresión durante períodos críticos de cambios hormonales, como el embarazo o la menopausia.
Otros mecanismos incluyen la mayor susceptibilidad de las mujeres a los factores de riesgo tradicionales cuando están deprimidas, como la hipertensión, la diabetes y la obesidad, que pueden contribuir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Las diferencias en la utilización y el tratamiento de la atención sanitaria entre hombres y mujeres y las diferencias específicas de cada sexo en los factores biológicos, como la genética y los perfiles hormonales, también pueden aumentar el riesgo de ECV de las mujeres.
"Nuestro estudio encontró que el impacto de las diferencias de sexo en la asociación entre la depresión y los resultados cardiovasculares era consistente", describe Kaneko. "Los profesionales de la salud deben reconocer el importante papel de la depresión en el desarrollo de las ECV y enfatizar la importancia de un enfoque integral y centrado en el paciente para su prevención y tratamiento. Evaluar el riesgo de ECV en pacientes deprimidos y tratar y prevenir la depresión puede conducir a una disminución de los casos de ECV".
Las limitaciones del estudio incluyen la incapacidad de establecer una causalidad directa entre la depresión y los eventos cardiovasculares y la incapacidad de reflejar con precisión la gravedad o la duración de los síntomas depresivos. No se tuvieron en cuenta los posibles factores de confusión que pueden influir en la asociación entre la depresión y las enfermedades cardiovasculares, como el nivel socioeconómico. Los investigadores también reconocen que la COVID-19 puede haber sido un factor de confusión.