Científicos de múltiples centros italianos han descubierto que tanto las células madre tumorales del glioblastoma (CMG) como el endotelio microvascular liberan mayor cantidad de vesículas extracelulares (VEs) en respuesta a la radiación ionizante. Mientras que las VEs derivadas de las CMG protegen al tumor de la senescencia inducida por la ...
Científicos de múltiples centros italianos han descubierto que tanto las células madre tumorales del glioblastoma (CMG) como el endotelio microvascular liberan mayor cantidad de vesículas extracelulares (VEs) en respuesta a la radiación ionizante. Mientras que las VEs derivadas de las CMG protegen al tumor de la senescencia inducida por la radioterapia, las derivadas del endotelio promueven la tumorigénesis y la diferenciación de las CMG hacia el fenotipo endotelial. Así lo afirma Lucia Ricci-Vitiani, investigadora del Istituto Superiore di Sanità y codirectora del estudio. En el análisis del contenido de las VEs de los dos tipos celulares examinados se constató un enriquecimiento de los tránscritos correspondientes a los genes de la filamina-B y de la periostina, respectivamente, hallazgo cuyas implicaciones funcionales sobre la tumorigénesis pudieron ser confirmadas en experimentos ulteriores.
En efecto, prosigue Ricci-Vitiani, la potenciación de la migración, capacidad clonogénica y diferenciación fueron igualmente observables en CMG que sobreexpresan periostina, molécula de otro modo predominante en las VEs de origen endotelial. Sobre estos resultados la investigadora teoriza que en el nicho vascular del cerebro irradiado surge una simbiosis entre las CMG y el endotelio, por la que las células tumorales permiten a las endoteliales escapar de la senescencia causada por la radiación, mientras que las endoteliales proporcionan los factores necesarios para que el tumor contribuya a la angiogénesis, proceso que resulta en la vascularización necesaria para asegurar el suministro de nutrientes a las células malignas. Las implicaciones clínicas de los hallazgos han sido puestas de manifiesto mediante el análisis de expresión de filamina-B y periostina en pacientes con glioblastoma. Mientras que los niveles de ambos tránscritos fueron mayores en el tejido canceroso que en el sano, aumentaron aún más en el subconjunto de pacientes con enfermedad recurrente, los cuales habían recibido radioterapia.