¿Cómo aprendemos a predecir la conducta de otras personas? Es un proceso que comienza durante los primeros meses de vida y que depende de varios factores, por ejemplo de si compartimos o no la misma comunidad lingüística. Un reciente estudio neurocientífico, realizado en la UPF y en el que se ...
¿Cómo aprendemos a predecir la conducta de otras personas? Es un proceso que comienza durante los primeros meses de vida y que depende de varios factores, por ejemplo de si compartimos o no la misma comunidad lingüística. Un reciente estudio neurocientífico, realizado en la UPF y en el que se ha examinado esta habilidad cognitiva en bebés de seis meses, ha demostrado que los humanos predicen la conducta de las personas con la misma lengua materna y no lo hacen si las han escuchado hablar una lengua extranjera. Los resultados de este estudio se han divulgado recientemente en el articulo Selective action prediction in infancy, publicado en la revista The Journal of Neuroscience, elaborado conjuntamente por Marc Colomer, Konstantina Zacharaki y Núria Sebastián, los tres investigadores del Center for Brain and Cognition de la UPF.
La investigadora principal de la investigación y directora del grupo de investigación Speech Acquisition and Perception del CBC de la UPF, Núria Sebastián, resalta la importancia de estos resultados, porque muestran que los mecanismos de predicción de la conducta ligados al concepto de la "teoría de la mente" no actúan de forma automática, sino que se ven modulados por factores de tipo social.
El estudio ha medido los cambios de la actividad cerebral y del movimiento ocular de los bebés ante personas hablantes de la lengua materna o de una desconocida
La investigación se ha realizado con un grupo de 42 bebés de 6 meses. Los niños observaban unos vídeos donde veían a una persona que abría una caja para coger un balón en silencio. Durante el estudio, se realizó un encefalograma de los bebés y se registró específicamente un marcador neuronal (mu-ERD) justo antes de que la persona empezara a mover el brazo para abrir la caja. Este marcador mide la desincronización de ondas cerebrales mu que se produce cuando estamos a punto de iniciar un movimiento o cuando pensamos que otra persona empezará a moverse. También se midieron los movimientos oculares de los niños, para observar cuáles eran las partes del video al que los niños prestaban atención.
Los resultados mostraron que, con 6 meses, los niños sólo mostraban desincronización de ondas mu cuando la persona que aparecía en el vídeo se había presentado hablando su lengua materna. No se observaba desincronización cuando se había presentado hablando en una lengua desconocida -el alemán-. Esta diferencia indicaría que los niños sólo anticipan el comportamiento de alguien cuando se trataba de una persona de su comunidad lingüística.
Respecto a las causas de estas diferencias en la capacidad predictiva, el equipo de investigación considera que pueden estar relacionadas con los fuertes vínculos entre lengua y cultura. De hecho, gran parte de las personas que comparten una misma lengua materna forman parte de la misma comunidad cultural. Teniendo en cuenta esta estrecha asociación, ya constatada por estudios previos, los investigadores consideran que los niños pueden vincular a los hablantes de lenguas extranjeras con comportamientos y atributos que les resultan extraños. Esto les haría menos proclives a utilizar sus conocimientos básicos para predecir las acciones de hablantes de lenguas extranjeras.
Los niños también imitan más las conductas de los hablantes de su lengua, lo que condiciona su proceso de aprendizaje
En cuanto a las consecuencias de este sesgo en la capacidad predictiva de los niños, el estudio indica que puede influir la capacidad de los niños y niñas para aprender de los demás, interpretar o evaluar la realidad y los conocimientos que van adquiriendo sobre el entorno que les envuelve. Los niños tienden mayoritariamente a imitar y aprender de las acciones de los hablantes de su misma lengua, porque les resultan más familiares.
La investigación vincula dos procesos hasta ahora analizados por separado: los mecanismos cerebrales predictivos y los sistemas de categorización social como la lengua
En definitiva, este estudio aporta importantes evidencias sobre las interrelaciones entre dos procesos cognitivos que hasta ahora se habían concebido por separado: los mecanismos cerebrales que apoyan la capacidad predictiva y los sistemas de categorización social empleados por los humanos para interpretar la realidad (entre ellos, la lengua que hablan los demás). Los mecanismos predictivos del cerebro están relacionados con las denominadas neuronas espejo, vinculadas al aprendizaje por imitación ya la capacidad de empatía, y van evolucionando de forma flexible desde la pequeña infancia hasta la edad adulta, condicionados por factores sociales como la lengua de los hablantes de cada comunidad. A su vez, las diferencias en los mecanismos predictivos de los niños según la lengua hablantes, influyen sobre su proceso de aprendizaje, puesto que preferentemente imitan y adquieren nuevos conocimientos a partir de las acciones de las personas que forman parte de su misma comunidad lingüística.