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A debate la necesidad de determinadas pruebas de diagnóstico en las complicaciones de la terapia CAR-T

Es posible que la resonancia magnética (MRI) y la punción lumbar (LP) no sean siempre necesarias para diagnosticar y tratar una complicación neurológica grave asociada con la terapia CAR-T.

20/03/2024

Es posible que la resonancia magnética (MRI) y la punción lumbar (LP) no sean siempre necesarias para diagnosticar y tratar una complicación neurológica grave asociada con la terapia CAR-T, según un nuevo estudio de la Sociedad Estadounidense de Hematología publicado en su revista ´Blood Advances´. En cambio, los hallazgos validaron ...

Es posible que la resonancia magnética (MRI) y la punción lumbar (LP) no sean siempre necesarias para diagnosticar y tratar una complicación neurológica grave asociada con la terapia CAR-T, según un nuevo estudio de la Sociedad Estadounidense de Hematología publicado en su revista ´Blood Advances´. En cambio, los hallazgos validaron aún más el uso del electroencefalograma (EEG), una prueba no invasiva que mide la actividad eléctrica en el cerebro, para controlar esta neurotoxicidad.

"Cuando tratamos a pacientes con toxicidades asociadas a las terapias CAR-T, normalmente seguimos pautas bastante rígidas basadas en estudios de fase uno y dos, y hay poca o ninguna evidencia clínica para validarlas", explica el doctor Guillaume Manson, hematólogo del Hospital de Rennes en Rennes en Francia, y autor principal del estudio. "Algunas de estas pruebas, como la punción lumbar, pueden resultar extremadamente agotadoras e invasivas para los pacientes. Aquí queríamos tener una mejor idea de cuándo estas intervenciones son necesarias y cuándo podríamos prescindir de ellas".

Los autores intentaron evaluar la necesidad de tres pruebas de diagnóstico utilizadas para gestionar la atención de los receptores de terapia CAR-T que experimentan el síndrome de neurotoxicidad asociada a células efectoras inmunitarias (ICANS). Si bien los mecanismos subyacentes de ICANS no se comprenden completamente, los pacientes con ICANS pueden experimentar una variedad de síntomas neurológicos, que incluyen confusión, temblores, convulsiones y, en casos raros, inflamación cerebral grave y coma.

Las pautas de diagnóstico nacionales e internacionales recomiendan que los proveedores de atención médica realicen una resonancia magnética, una punción lumbar y/o un EEG, según la gravedad de la complicación, antes de comenzar el tratamiento con ICANS. Estas intervenciones son costosas, pueden ser invasivas y requieren amplios recursos hospitalarios. Además, estas intervenciones generalmente se utilizan para descartar otras afecciones y los resultados de estas pruebas rara vez modifican los tratamientos.

Los autores del estudio recopilaron datos de 190 pacientes tratados con CAR-T en el Centro Hospitalario Universitario de Rennes desde agosto de 2018 hasta enero de 2023. De todos los pacientes del estudio, alrededor del 62 % eran hombres y la edad promedio era 64 años, con edades comprendidas entre 15 y 81. La mayoría de los pacientes estaban siendo tratados por un tipo de linfoma llamado linfoma difuso de células B grandes refractario/recidivante (DLBCL) (alrededor del 73%). Durante el tratamiento, aproximadamente el 48% de los pacientes desarrollaron ICANS.

Todos los participantes del estudio se reunieron con un neurólogo y se sometieron a una resonancia magnética como evaluación inicial antes de recibir infusiones de CAR-T. Entre aquellos que experimentaron ICANS, su protocolo de tratamiento dependió de su caso único y de la recomendación del médico, cumpliendo con las pautas existentes. La mayoría de los pacientes con ICANS (80%) se sometieron al menos a una intervención, y un tercio (34%) se sometió a las tres (MRI, LP y EEG).

Los investigadores evaluaron cómo las diferentes intervenciones afectaban el tratamiento de los pacientes, por ejemplo, cómo se prescribían medicamentos como antibióticos y terapias anticonvulsivas, en función de hallazgos anormales y cómo estos cursos de tratamiento cambiaban los resultados de los pacientes.

Del 78% de los pacientes que se sometieron a exploraciones por resonancia magnética, el 80% de las exploraciones mostraron resultados normales. Sólo el 4% de aquellos con resultados anormales tuvieron un cambio en los planes de tratamiento. Aproximadamente el 47% de los pacientes se sometieron a punciones lumbares y en ningún caso se identificaron infecciones activas, pero el 7% de los pacientes tuvieron un cambio de tratamiento basado en sospechas de infecciones. Entre el 56% de los pacientes que recibieron EEG, sólo el 18% de estas exploraciones mostraron resultados normales. En el 45% de los pacientes, los EEG detectaron disfunción cerebral y, en algunos casos, signos de convulsiones, incluso en aquellos sin síntomas previos. Como resultado, el 16% de los planes de tratamiento se modificaron debido a hallazgos anormales en el EEG.

Los hallazgos del trabajo finalmente revelaron que los resultados anormales eran más comunes en pacientes con ICANS más graves. Los resultados de la resonancia magnética a menudo fueron normales y, aunque la LP y el EEG a menudo mostraron anomalías, fue más frecuente en los casos más graves de ICANS.

En lo que respecta a las decisiones de tratamiento, la resonancia magnética rara vez produjo cambios, la LP a veces condujo a tratamientos innecesarios para infecciones sospechadas y el EEG a menudo resultó en ajustes de los medicamentos antiepilépticos.

Este estudio está limitado por su tamaño de muestra relativamente pequeño y requiere validación mediante estudios clínicos adicionales. Sin embargo, estos hallazgos sugieren que es posible que la LP y la MRI no siempre sean necesarias para todos los pacientes con ICANS, ya que a menudo no influyeron en el tratamiento. Sin embargo, el EEG a menudo condujo a ajustes en los medicamentos, lo que sugiere que sigue siendo una intervención diagnóstica necesaria.

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