Conducir bajo los efectos de determinados fármacos aumenta considerablemente el riesgo de accidentes de tráfico. Un riesgo que es aún mayor porque, como alertan desde la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP) con la vista puesta en los millones de desplazamientos por carretera que se producirán durante las ...
Conducir bajo los efectos de determinados fármacos aumenta considerablemente el riesgo de accidentes de tráfico. Un riesgo que es aún mayor porque, como alertan desde la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP) con la vista puesta en los millones de desplazamientos por carretera que se producirán durante las vacaciones de Semana Santa, "la mayoría de la sociedad no está concienciada o no conoce cómo el uso de ciertos medicamentos, incluso los que no necesitan receta médica, puede afectar a la conducción de vehículos o maquinaria peligrosa y los riesgos que esto puede tener".
Según datos de SEFAP, el 25% de los medicamentos autorizados por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) puede afectar a la conducción, provocando sueño o reducción de los reflejos. Un dato per se contundente que se agrava aún más debido al elevado consumo de fármacos en la población española: no en vano, se estima que el 30% de los conductores españoles se encuentra en tratamiento farmacológico y, de ellos, más del 60% toma dos o más fármacos simultáneamente.
"Si a ello añadimos que el 30% de la población española se automedica, se puede decir que la situación en la que nos encontramos es motivo de preocupación para los profesionales sanitarios y las autoridades de tráfico", sostiene Carmela Mozo Avellaned, miembro del Comité de Pacientes y Ciudadanía de la SEFAP, que recuerda que hasta en un 5% de los accidentes de tráfico están implicados los medicamentos.
Como señala Mozo Avellaned, recibir información sobre los efectos de un determinado medicamento en la conducción reduce un 45% la tasa anual de accidentes por cada 1.000 pacientes. Partiendo de esa base, desde la SEFAP se ha elaborado una infografía informativa en la que, entre otras cosas, se explica que desde hace ya algunos años los medicamentos en España incluyen en sus envases un pictograma con una señal de alerta y un coche en su interior que permite identificar estos fármacos. "Es importante destacar que este pictograma no prohíbe la conducción, sino que es una advertencia que indica que es recomendable leer el prospecto del medicamento, donde están descritos todos los efectos adversos para la conducción de cara a extremar las precauciones", explica.
Especial atención con benzodiacepinas y analgésicos
Según informan desde SEFAP, entre los fármacos más frecuentemente prescritos que pueden afectar a la capacidad de conducción destacan los que se utilizan para tratar el insomnio, la ansiedad, la psicosis, la depresión, la epilepsia, el párkinson, el dolor o las migrañas; así como los utilizados para tratar las alergias, las afecciones oculares, la gripe y el catarro o los relajantes musculares.
"Algunos ejemplos de fármacos de utilización muy frecuente en España son las benzodiacepinas como lorazepam, alprazolam y lormetazepam, usadas en el tratamiento de la ansiedad y/o trastornos del sueño; así como el metamizol y tramadol, utilizados como analgésicos. Según datos del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF), el 25% de los conductores y el 53% de los peatones dieron positivo en psicofármacos, en especial a benzodiacepinas y antidepresivos", argumenta Carmela Mozo Avellaned, que señala que los principales síntomas que provocan estos fármacos y que perjudican a la capacidad de conducir son la somnolencia, la sensación de vértigo o mareos, la disminución de reflejos y de la capacidad de concentración, la lentitud de reacción, la falta de coordinación y la sensación de inestabilidad; unos efectos que pueden empeorar incluso al iniciar un tratamiento, cuando se realizan cambios de dosis, si se asocian varios fármacos o si se mezclan estos con alcohol.
La miembro del Comité de Pacientes y Ciudadanía de la SEFAP alerta también del riesgo de determinados medicamentos de libre dispensación y que, por tanto, no precisan de receta médica. Por ejemplo, los productos a base de plantas medicinales que contienen valeriana, pasiflora, lúpulo o melisa poseen propiedades hipnóticas y sedantes. "Cuando el preparado sólo lleva una planta y en cantidad conocida, se incluye en el envase el pictograma de medicamentos y conducción. Sin embargo, hay muchas mezclas de plantas medicinales (que incluyen alguna o varias de estas plantas en cantidades muy variables y desconocidas) que no lo llevan", explica la experta, que señala también en el mismo sentido el riesgo de los productos o medicamentos que contienen melatonina, que pueden causar somnolencia y no incluyen el pictograma de medicamentos y conducción.