Investigadores de la Universidad de Nagoya han demostrado que la administración oral crónica de dimetilfumarato, 3 veces por semana, mejora la capacidad de reconocimiento de objetos en un modelo animal de Alzheimer, sin afectar la actividad locomotora o el comportamiento emocional. En el examen histológico del córtex cerebral de los ...
Investigadores de la Universidad de Nagoya han demostrado que la administración oral crónica de dimetilfumarato, 3 veces por semana, mejora la capacidad de reconocimiento de objetos en un modelo animal de Alzheimer, sin afectar la actividad locomotora o el comportamiento emocional. En el examen histológico del córtex cerebral de los animales tratados los científicos constataron menor grado de neuroinflamación, efecto manifestado en la reducida expresión de marcadores de la microglía asociados a la enfermedad y de moléculas de activación de los astrocitos.
Koji Yamanaka, codirector del estudio, afirma que aunque el tratamiento no tuvo impacto sobre la carga beta-amiloide cerebral, sí redujo el número de neuritas distróficas, posiblemente a través de la activación del factor de transcripción Nrf2. Así lo sugieren experimentos realizados en astrocitos primarios, en los que el dimetilfumarato indujo la expresión de los genes regulados por Nrf2. Éste actúa como interruptor principal en la iniciación de la respuesta celular frente al estrés, activando múltiples genes citoprotectores que modulan la inflamación, el metabolismo energético y el equilibrio entre oxidación y reducción, asegura Yamanaka. El investigador prosigue indicando que el papel de Nrf2 en el actual modelo es consistente con sus bajos niveles en el tejido cerebral de pacientes, así como con observaciones previas en otro modelo de Alzheimer, en el que la activación de este factor de transcripción redujo diversos rasgos patológicos de la enfermedad. En su conjunto, los hallazgos identifican la vía de señalización de Nrf2 en los astrocitos como potencial diana terapéutica en el Alzheimer.