Un equipo de investigadores de la Universidad de Osaka (Japón) han descubierto que la principal proteína relacionada con la enfermedad de Parkinson puede propagarse de una célula a otra a través de daños no resueltos a los lisosomas (estructuras que envuelven los desechos celulares para su eliminación). El estudio, difundido a ...
Un equipo de investigadores de la Universidad de Osaka (Japón) han descubierto que la principal proteína relacionada con la enfermedad de Parkinson puede propagarse de una célula a otra a través de daños no resueltos a los lisosomas (estructuras que envuelven los desechos celulares para su eliminación).
El estudio, difundido a través de la publicación ´PNAS´, detalla un proceso revelador en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson. Los investigadores pudieron comprobar que la capacidad de la proteína alfa-sinucleína para propagarse entre las células depende de su escape de los lisosomas, que son compartimentos especiales dentro de las células que capturan los desechos. Asimismo, constataron que esta propagación se puede prevenir a través de la eliminación de los lisosomas dañados de las células mediante un proceso conocido como lisofagia.
Prevenir la propagación de una proteína clave
La proteína alfa-sinucleína se relacionó por primera vez con la enfermedad de Parkinson en 1997, cuando se descubrió una mutación genética en algunos pacientes. Investigaciones posteriores demostraron que la alfa-sinucleína abunda en los cuerpos de Lewy, un importante marcador patológico de la enfermedad.
La evidencia acumulada sugiere que la alfa-sinucleína mal plegada puede ser el punto de partida de la degeneración del cerebro relacionada con la enfermedad de Parkinson. Además, la alfa-sinucleína mal plegada puede propagarse entre las células y actuar como la llamada "semilla", provocando que la alfa-sinucleína normal se pliegue mal.
De hecho, los investigadores descubrieron que la alfa-sinucleína mal plegada era absorbida por los lisosomas, liberada después de la ruptura lisosomal y luego absorbida por otras células, donde provocaba que la alfa-sinucleína nativa se plegara mal. Además, al alterar el proceso de lisofagia, el equipo de investigación demostró que la lisofagia contribuía a prevenir la propagación de la alfa-sinucleína mal plegada.
Dado que los efectos de la alfa-sinucleína también se observa en una variedad de enfermedades relacionadas, como la atrofia multisistémica y algunas formas de la enfermedad de Alzheimer, los resultados de este estudio son de gran alcance. Las mejoras en nuestra comprensión de cómo se propaga la alfa-sinucleína mal plegada podrían conducir a mejores tratamientos para la enfermedad de Parkinson y trastornos relacionados.
"Nuestros hallazgos sugieren que el progreso de la neuropatología de la enfermedad de Parkinson está estrechamente relacionado con dos cosas: el daño lisosomal que conduce a la ruptura y la capacidad deficiente para eliminar estos lisosomas rotos", explicó el autor principal del estudio, Hideki Mochizuki. "En particular, estos resultados indican vías terapéuticas que podrían retrasar o detener el desarrollo de la enfermedad, lo que representaría un gran avance en los tratamientos".